29/06/2025
Elisabeth Eidenbenz
En medio de la fiesta, el bullicio y la tradición viva de Sant Cugat, me encontré con una imagen que me atravesó el alma: la Gegantona Elisabeth Eidenbenz, alzando con ternura a un bebé en sus brazos, plantada firme entre los gegants como si fuera un árbol de vida en plena plaza. Ella, que en tiempos de guerra y exilio ofreció un refugio de paz, calor y dignidad a cientos de mujeres embarazadas, sigue hoy siendo símbolo de lo que tantas mujeres necesitamos recordar: que incluso en medio del caos, del miedo o la incertidumbre, puede florecer la vida.
El embarazo no siempre llega en calma; a veces aterriza en tormentas, en duelos, en huidas, en lo inesperado. Y, sin embargo, como hizo Elisabeth, hay manos que sostienen, palabras que dan aliento, miradas que devuelven fe. Cada mujer embarazada es un territorio sagrado, y quienes las acompañamos somos testigos de su fortaleza, sus grietas, su coraje silencioso. Como aquella enfermera convertida en gegantona, cada madre es también una figura gigantesca en su historia: sembrando esperanza con su cuerpo, abriendo caminos con su respiración, haciendo espacio a lo nuevo incluso cuando todo parece derrumbarse.
Recordarla en la plaza no fue solo un homenaje al pasado. Fue una señal. Una forma de entender que gestar es también resistir, crear, confiar. Y que aún en las circunstancias más difíciles, siempre hay un lugar donde renace la luz.
Y quiero recordarte que durante todo el verano puedes disfrutar de estar sostenida, acompañada y en bienestar de mi mano 🙋🏽♀️ escríbeme y agendamos una sesión para descubrir que plan se adapta mejor a tus necesidades 🤰🏾