02/12/2025
Llega el mes de noviembre y vemos por las calles las luces de Navidad; esto comienza a activar internamente en nosotros todo el imaginario que se mueve alrededor de las fiestas creando entre otras sensaciones, una ansiedad conectada con las expectativas de aquella vivencia.
El Black Friday que se propone, es la antesala de un “DESCUENTO” que nos invita al consumo y al gasto preventivo y ahorrativo, -después de “Halloween”, y un eterno y continuado calendario marcado por unas dinámicas que cada año, se repiten como si fueran lo que estructura nuestras vidas.
Existe un calendario anual instaurado sin permiso pero con una estrategia silenciosa en espiral.
La velocidad y prisa crónicas, por supuesto que están íntimamente alentadas por el consumo que tapa una sensación de vacío e incomodidad.
En un ciclo interminable de deseo y descarte, la velocidad impulsa la obsolescencia.
Lo que hoy es objeto de deseo, mañana ya es un desecho por descartar
Necesitamos lo último, lo más rápido, no por una necesidad funcional real, sino por la imperiosa necesidad psíquica de mantener el ritmo.
Esta dinámica invisible y al mismo tiempo sustancial, dispara la exigencia de la “productividad permanente”, convirtiéndose en el motor de una economía y una cultura ligada al famoso FOMO que prosperan gracias a nuestra distracción e insatisfacción constante.
La velocidad se ha convertido en una tiranía que nos impide detenernos, respirar y, sobre todo, poner el foco en lo verdaderamente importante.
El resultado de esta combinación de velocidad y consumo es la fragmentación de nuestra atención y foco.
En un mundo de notificaciones constantes y scroll infinito, la PRESENCIA Y DISPONIBILIDAD EMOCIONAL se convierten en el bien más escaso.
Para contrarrestar esta inercia, se requiere un acto de resistencia consciente.
Reducir la velocidad no es solo ir más despacio, sino recuperar la soberanía sobre nuestro tiempo.
Poner foco en lo importante implica desaprender la adicción al rendir y a tener, para desplegar nuestro Ser y dejar de hacer.