12/11/2025
💬 “Las pruebas salen normales… y sigo sintiendo dolor.” Es una frase que escuchamos a menudo en consulta.
Pacientes que llegan después de pasar por múltiples especialistas, resonancias, analíticas y ecografías. Todo parece “normal” en los informes… pero el dolor sigue ahí.
Y es que el dolor no siempre se puede ver ni medir. No existe un “dolorímetro”, ningún aparato que nos diga cuánto te duele o dónde está exactamente el problema.
Porque el dolor es una experiencia subjetiva, compleja, que implica tanto al cuerpo como al cerebro.
En algunos casos, ese dolor deja de ser solo un síntoma y se convierte en la propia enfermedad.
Al principio actúa como una señal de alarma: el cuerpo avisa de que algo no funciona bien.
Pero cuando el tiempo pasa y el sistema nervioso se “reprograma”, el dolor puede mantenerse encendido incluso aunque la causa inicial ya haya desaparecido.
Esto es lo que conocemos como dolor crónico o dolor persistente.
No significa que estés imaginando las cosas, ni que “te lo inventes”.
Significa que los mecanismos del dolor han cambiado, y que ahora necesitan un tratamiento específico.
En la Unidad del Dolor de Clínica Batean, trabajamos precisamente con estos casos:
pacientes en los que las pruebas no explican lo que sienten, pero el dolor es real.
Aplicamos un enfoque integral que combina evaluación médica, tratamientos intervencionistas y terapias de neuromodulación, para ayudarte a recuperar calidad de vida y volver a sentirte tú mismo.
Porque aunque no se vea en una prueba, tu dolor existe… y tiene tratamiento.