
29/05/2025
🧠 Cuando las rutinas ayudan… pero también atrapan
Algunas personas necesitan rutinas claras, predecibles y repetitivas para organizar su día a día. Esto es muy habitual en personas con TDAH: las rutinas les ayudan a sostener la atención, estructurar su tiempo y generar hábitos.
Pero lo que empieza como una herramienta útil… puede convertirse en una jaula.
Cuando la rutina se vuelve demasiado rígida, aparece la dificultad para adaptarse a cambios, para pensar de otra forma o para aceptar que las cosas no siempre salen como se esperaba. Eso es lo que llamamos rigidez cognitiva.
Y este patrón no es exclusivo del TDAH. En muchas personas con TEA, la rigidez cognitiva forma parte de su manera de funcionar: les da seguridad, pero también puede generar ansiedad cuando hay cambios imprevistos o falta de control.
Entonces, ¿qué se puede hacer?
🔹 Diseñar rutinas, sí… pero con margen. No todo tiene que estar atado al minuto.
🔹 Introducir pequeños cambios a propósito, de forma progresiva, para entrenar la flexibilidad.
🔹 Acompañar con calma cuando algo sale diferente a lo previsto. No es solo frustración: a veces es miedo al caos.
🔹 Reforzar positivamente cada vez que la persona logra adaptarse, aunque sea en cosas pequeñas.