13/11/2025
Hoy celebramos el día Internacional de la Dieta Mediterránea y desde la Cátedra de Gastronomía Mediterránea nos hemos preguntado:
¿Cómo medimos la Dieta Mediterránea?
La Dieta Mediterránea es mucho más que una lista de alimentos: es un estilo de vida reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Pero surge una pregunta clave: ¿Cómo sabemos si realmente seguimos este patrón?
Para responder, investigadores y profesionales utilizan cuestionarios que evalúan la adherencia a la dieta. Sin embargo, nuestra revisión (TFG de Carmen María Muñoz Fernández) de más de 200 artículos científicos —de los cuales 89 cumplían criterios de inclusión— muestra que el panorama es más complejo de lo que parece.
Diez cuestionarios, muchas diferencias
Identificamos 10 cuestionarios diferentes (los más mencionados en la literatura científica), desarrollados principalmente en España, Italia y Grecia, aunque Estados Unidos también ha contribuido. Comprobamos que los años 2022 y 2023 concentran la mayor producción científica sobre estos instrumentos, lo que refleja un interés creciente.
¿Qué miden realmente?
Más que reflejar la tradición mediterránea, muchos tests parecen centrarse en medir una alimentación “saludable” según criterios modernos. Esto genera sesgos importantes:
• Coincidencias básicas: Solo cuatro grupos de alimentos aparecen en todos los cuestionarios:
verduras, frutas, legumbres y pescado/marisco.
• Aceite de oliva: Presente en casi todos, salvo en MDScale.
• Vino: Se excluye en tests infantiles (KidMed) y en adaptaciones para población musulmana.
• Cereales: La mayoría pregunta por cereales integrales (más saludables), aunque la dieta mediterránea tradicional ha preferido las harinas blancas.
• Carnes: Nueve cuestionarios penalizan las carnes rojas, favoreciendo opciones vegetarianas más que mediterráneas.
• Frutos secos: Aparecen en el 80% de los tests, pero con criterios muy dispares.
• Condimentos y aderezos: Solo el 40% los considera, a pesar de ser esenciales en la cocina mediterránea.
Además, algunos cuestionarios, como MedLife, incluyen aspectos del estilo de vida (actividad física, sueño, socialización), ampliando la visión hacia hábitos saludables más allá de la alimentación.
¿Por qué importa esto?
La falta de concordancia entre cuestionarios y sus criterios de puntuación puede generar resultados muy diferentes para la misma persona. Incluso dos tests con preguntas idénticas pueden clasificar a alguien en categorías opuestas por usar puntos de corte distintos.
Esto plantea un reto: ¿estamos midiendo la Dieta Mediterránea o simplemente una dieta saludable?
Conclusión
Si queremos preservar la esencia cultural y gastronómica de la Dieta Mediterránea, necesitamos herramientas que la midan con fidelidad, evitando que se diluya en criterios genéricos de “alimentación saludable”.
La ciencia avanza, pero la tradición también merece su lugar en la ecuación.