01/03/2022
Hoy voy a permitirme hacer una reflexión personal. Y ya avanzo que es probable que algunxs de vosotrxs no estéis de acuerdo con todo lo que digo, y eso es lo bonito en la vida, la diversidad.
Mi relación con el dinero casi siempre ha sido la misma. Nunca he sido una persona de comprar mucho. En el fondo, desde pequeña, he tenido una vocecita en la cabeza que me decía: “ahorra; no lo gastes todo; ¿necesitas eso?”, que digo yo, tendrá algo que ver con mi educación jeje
Claro que me he permitido caprichos, y no nos vamos a engañar, ese “chute” de dopamina cuando compras algo que quieres está guai. Pero se va bastante rápido… así que, desde mi punto de vista no merece la pena hacerlo “para eso”.
Desde luego el dinero te hace la vida más cómoda, y como dice una de mis pacientes “el no tenerlo me quita salud” (¡ánimo, guerrera!). Pero para mi, no, no da la felicidad, ni lo compra todo, ni es más importante que cosas TAN imprescindibles como la salud (incluída la mental) o el amor (sobretodo el propio).
Obviamente, como todo, dependerá del punto de vista que tenga unx mismx. Dudo que piense igual un multimilionario, que una familia que a duras p***s llega a fin de mes.
El dinero te da tranquilidad, necesidades básicas (y no tan básicas), oportunidades y opciones (estudios, tratamientos, etc.)
Pero desde luego, y en este mundo en el que en pleno S.XXI sigue habiendo a diario guerras, violaciones, maltratos, abandonos (también de animales), faltas de respeto a través de la pantalla, bulling, homofobia, racismo, y un largo etc., NO, el dinero no puede comprarlo todo.
“Ni todo el dinero del mundo puede comprar la paz”
Incluyendo la tuya, tu paz interior.