10/12/2025
A NOITE NAI (NOCHE MADRE)
Comienza la cuenta atrás para atravesar la noche más larga y oscura del año, tras la cual las Meigas nos sumergimos en la Invernía. Este es el momento en el que la vida, el latido de la Tierra, se sumerge en las profundidades transcendiendo al Alem. Nosotras hibernamos con la esperanza del regreso de la luz, susurrando letanías a la oscuridad y a la vida que se está gestando, acompañadas de los viejos espíritus que bailan entre los parpadeos de las velas, que en estas noches frías y largas parece que buscan abrigo y consuelo.
¿Qué es la “Noite Nai”?
Es la noche del solsticio de invierno, y la llamamos noche madre por que es en este sagrado momento en que la luz muere y renace nuevamente, dando paso al crecimiento de la luz, y a la esperanza de la futura vida.
En las religiosidades mediterráneas, mayoritariamente monoteístas y también en el paganismo actual ponen el foco en el renacimiento del Sol, ciertamente es el renacimiento del Sol. Nosotras también celebramos esto, pero en esta evolución (o involución) espiritual y cultural han olvidado algo imprescindible y vital, la luz necesita ser parida a través de la oscuridad del vientre de la Diosa Vella (vieja). Este simbolismo espiritual, tan pagano, tan arraigado a las creencias más ancestrales de Europa, también ha sido usurpado por el dogma cristiano a través de la figura de Maria.
Es por ello que para la “Irmandade das Meigas”, el Pórtico del solsticio de invierno lleva el nombre de la noche madre, de acuerdo a los conceptos espirituales celtas, algo que compartimos con las creencias paganas nórdicas.
Este es el momento del año para honrar a la Primera Madre, a la gran madre de toda vida manifiesta, la Madre oscura, la que hace posible que la luz exista, y por lo tanto la Vida. Ella, es la Diosa más primigenia, es la madre de todos.
En este momento puede que te estés preguntando cómo es posible que una anciana de a luz. A Vella tiene el aspecto que muestra la naturaleza en esta altura del ciclo del año. Fíjate bien en ella, tiene aspecto de cansada, apenas muestra vida, solo un mínimo vital, hace frío, el paisaje está congelado o nevado, etc. Eso sucede en la superficie, pero allí abajo, en las profundidades de la Tierra, en su vientre sagrado, se está gestando la vida. La luz late y vive en la espiral que la Vella porta en sus entrañas, que parirá la noche del solsticio.
No debemos olvidar que, aún sigue reinando la oscuridad y en su trono se sientan las Diosas y Dioses do Alem (inframundo, más allá), incluida a Vella, Diosa indiscutible que impera en este Pórtico de invernía.
Este momento nos ayuda a la transformación, a gestar para dar paso a lo nuevo con el renacer del Sol. Uno de los conceptos que hay que tener en cuenta es que la lucha de la luz y la oscuridad que tanto podemos leer en las redes sociales del mundo celta, no es una lucha del bien contra el mal. En la mentalidad pagana la lucha de la luz y la oscuridad no es mas que el concepto de nacimiento y regeneración. Al igual que el ciclo vital, lo que nace, crece, al crecer llega a su muerte, y la muerte da paso al renacimiento. Algo que queda totalmente reflejado en la simbología de A Vella.
Igual que el Sol renace durante el solsticio de invierno, nostras también renacemos.
Como la oscuridad renace el día del solsticio de verano, también nosotras empezamos a morir ese día.
Es el ciclo que vivimos durante la rueda anual, la muerte no es mala, sólo es la oportunidad de renacer nuevamente, y eso nunca puede ser malo.
No morimos perpetuamente, volveremos a nacer sea de una forma o de otra. ZeltíaALobaMeiga©