
26/08/2025
¿Por qué no disfrutar de lo que nos viene dado? los regalos de la vida no se cuestionan, no debería importar su precio, porque no tienen un valor concreto y sobretodo no tienen por qué ajustarse a lo qué cada uno piensa que merece. Se aceptan como lo que son, un recuerdo y un elogio, una muestra de cariño de quien te lo da, de quién lo guardó y lo conservó para que alguien pudiera disfrutarlo.
No creo que haya maldad en quien no acepta una herencia, ni en quien "pelea" por ella, creo que hay dolor, tristeza, celos, sentimiento de abandono, y alguna lágrima que aún no ha encontrado la vía de salida.
Al final son sentimientos duros que no se han podido superar. Qué aún duelen.
No hay mayor orgullo para una madre y un padre, que unos hijos que se entienden y se ayudan en la vida, que no se ponen la zancadilla, sino que están para darse la mano cuando algo va mal, y para alegrarse cuando va bien. Quién tiene hijos lo sabe bien.
Qué utopía sería, qué finalmente la herencia y lo material quedaran en el olvido, mientras los herederos se leen los dolores del alma, se entienden y se abrazan, aunque sea en la distancia, aunque sea en la imaginación de cada uno.
No creo en las malas personas, sino en las malas decisiones y los malos momentos. Ojalá y un rayito de luz nos diera pistas de hacia donde caminar....
Hoy dejo está reflexión porque muchos pacientes me hablan de su dolor en las discusiones por herencias. Aún no he visto a nadie que no se le vea el sufrimiento a leguas al hablar del tema. Y ojo, que ése sí que es un precio alto a pagar. No os voy a hablar del nervio vago, del diafragma y de las contracturas musculares, porque quién tiene familia, sabe que la familia duele, sin explicación científica ni nada.