Valconejo: Campo y Conservación

Valconejo: Campo y Conservación Tradicionalmente ha existido un distanciamiento entre el sector agro-silvo-pastoril y el sector conservacionista y científico.

La Asociación Campo y Conservación surge en el año 2017 ante la necesidad de cohesionar el ámbito de la biología de la conservación del medio ambiente con el desarrollo del medio rural. La Asociación Campo y Conservación surge en el año 2017 ante la necesidad de cohesionar el ámbito de la biología de la conservación del medio ambiente con el desarrollo del medio rural.
¿QUÉ HAY DE NUEVO EN ÉSTO? Nuestro objetivo es hacer de puente, encaminando las actuaciones en una misma línea en la que ambos sectores se integren.
¿QUÉ PRETENDEMOS?
- Mediar la comunicación y facilitar el entendimiento entre el sector conservacionista y la población general, a través de la divulgación en el medio rural.
- Realizar actuaciones, estudios y asesoramiento encaminado a la mejora de los usos agro-silvo-pastoriles de forma compatible con la preservación de la naturaleza.

A finales de mayo se comen las últimas habas frescas y las semillas del pasto aún son flores. Es el mejor momento para e...
16/06/2025

A finales de mayo se comen las últimas habas frescas y las semillas del pasto aún son flores. Es el mejor momento para esquilar, antes de que lleguen las calores, los amores, cadillos y zaragüellas, a la par que las interminables faenas de final de la primavera.

Julio va cogiendo maña con la máquina, pero tampoco dejamos de rescatar la memoria de las manos de este oficio, cada vez más escaso en esta Sierra.

Es difícil encontrar quién te esquile un pequeño rebaño, contrí más dos ovejas, así que por primera vez esquilamos alguna que no fuera nuestra. Dos ovejas salvajes con impresionantes vellones de dos años, que además estaban hermosísimas de lo bien que se alimentan en la huerta de A cambio trajimos lechugas y albahacas especiales para teñir.

La lana de esta temporada no solo está limpísima, dicen además, que debido a abundancia de yerba, la calidad es excepcional. Pero ahora urgen otras labores de cara al verano y tendré que esperar a agosto para poder lavarla.

Mientras tanto, seguimos enviándote a casa la lana que ya tenemos lavada y cardada, preparada para que tú solo tengas que pensar en cuantas labores puedes usarla.

Hemos hecho por primera vez nuestra pasta. Y la salsa con el picadillo de chorizo de la matanza, que también por primera...
23/03/2025

Hemos hecho por primera vez nuestra pasta. Y la salsa con el picadillo de chorizo de la matanza, que también por primera vez, este año se aliñó con nuestros ajos y pimientos del huerto. Y el tomate frito que emboté durante las largas siesta de agosto. Y su orégano silvestre.

Hicimos pasta al huevo, no podía ser de otra forma, para gastar los más de veinte que hemos recogido algunos días. Y muchos, muchos flanes. Flanes de huevo de pava y leche de cabra, en el caldero, compartiendo lumbre con los panes con nueces, que en la lumbre quedan con sabor a humo.

Sabor a humo que también cogerá el jamón de ganso, que con estos fríos va curando rápido. Las vísceras para paté, con la manteca de las pellas de los cochinos y tomillo del campo.

Con el resto del ganso y algún gallo hicimos quince litros de caldo, alguna caldereta y un ciento de croquetas del tamaño de una mano.

También con leche de cabra, jabón. Como siempre, a base de manteca de nuestros cochinos. Y con la grasa de nuestras ovejas, hipérico, romero y lavanda, mi bálsamo preferido, elaborado en casa desde la producción total de la materia prima hasta el final. Pero no solo es mi preferido por eso, es que es, como dicen las abuelas, manos de santo para curar la piel agrietada de la tierra y del frío, o las quemaduras del caldero, de sol o del alambique.

El averío ya va naciendo. Este año criaremos menos, dijimos. Pero aún quedan por nacer, al menos, dos nidadas de pavos, dos de gallina y una de gansos.

La Chini, de lo más normal en esta foto, que casi nunca la retrato. En este temporal nos ha sorprendido y hecho reir, como siempre, buscando camas de lo más inverosimiles.

Como complemento al aprovechamiento de los pastos y otros recursos del paisaje, en momentos de escasez, los campesinos s...
14/11/2024

Como complemento al aprovechamiento de los pastos y otros recursos del paisaje, en momentos de escasez, los campesinos solían suplementar a sus animales con alimentos de cosecha propia: cereales (trigo, cebada, maíz), legumbres (guisantes, habas, garbanzos) y hortalizas (calabazas, calabacines, sandías) que se rotaban entre otras siembras.

Sin embargo, con la disponibilidad de piensos industriales, estos cultivos tradicionales han ido desplazándose.

Las semillas locales están adaptadas a las condiciones de cada región, ya que fueron seleccionadas durante generaciones por características únicas que las hacían más ventajosas: resistencia a plagas, tolerancia a condiciones adversas...

Al desaparecer su uso, no solo perdemos diversidad genética, sino que también se extingue el conocimiento popular asociado a ellas: cómo cultivarlas, cosecharlas, almacenarlas y utilizarlas. Saberes que ofrecían ventajas antes de la globalización.

Pero el fácil acceso a piensos ha fomentado que se sustituyan sistemas productivos integrados en el paisaje por produciones más forzadas, más dependientes del petróleo, más vulnerables e insostenibles.

Los piensos se producen a gran escala de manera intensiva y a su vez fomentan la intensificación de la ganadería.

Se obtienen de extensos monocultivos de soja y maíz, que reducen la diversidad de especies vegetales con prácticas agricolas que deterioran la calidad del suelo.

Por otro lado, al ser fáciles de adquirir y "baratos", el aporte externo posibilita el mantenimiento de una carga ganadera superior a lo que el territorio puede sostener, fomenta animales menos adaptados y la perdida de manejos pecuarios que mejoren la calidad del ecosistema.

Contamos cada vez con más herramientas para cuantificar el coste ambiental de esto. Pero lo que es incalculable es su coste cultural: la pérdida de diversidad genética y de conocimientos populares que permitían la soberanía de los territorios.

Con estas semillas de guisantes o chicharos para los guarros que nos han dado Lola y Armando de caminamos un pasito más hacia la recuperación de un manejo autónomo, alejándonos de la dependencia de insumos externos.

¡¡Gracias!! 🌱✨️

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Camino Antiguo De Aroche, Finca Valconejo
Cortegana
21230

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