25/09/2023
25 septiembre
Los farmacéuticos son eslabones de una cadena social, de un orden que levanta una red de cuidados. Cooperar. La conexión cercana entre el farmacéutico y el paciente proporciona una potencial salud en una sociedad que requiere cada vez más el contacto próximo, la humanidad, desde una horizontalidad limpia. Antes que abarrotar las urgencias de hospitales o centros de salud por una duda que se puede resolver en la farmacia, existe una posibilidad a la mano de cada ciudadano donde encontrar soluciones.
Con un acceso próximo geográficamente, la farmacia ocupa un lugar idóneo para la consulta y resolución de situaciones de salud y bienestar, donde la confianza lograda con el paso del tiempo y los consejos adecuados son primordiales a la hora de mejorar en enfermedades, sean superficiales o altamente graves. El farmacéutico es responsable de proporcionar el medicamento o el consejo adecuado y su utilidad en la sociedad contemporánea es innegable para el funcionamiento en la salud comunitaria e individual del sistema. Por ello, no sólo se debe poner en valor al farmacéutico, si no que también el farmacéutico debe poner en valor su responsabilidad en cada tratamiento.
La amabilidad, la atención mayúscula, la compasión bien entendida, la mano que se tiende a la persona que entra en la farmacia son acciones que pueden y deben ayudar al bienestar de una sociedad cada vez más individualista y segregada. He ahí también la importancia de la cercanía y la confianza no sólo en el servicio físico-psíquico al individuo, si no también a su espíritu como ser social.
Hoy, día mundial del farmacéutico, homenajeamos a quienes desde su lugar de trabajo ayudan a que la sociedad funcione de una manera más eficiente y cercana, no sólo en lo relativo a las dolencias sino también en otras dificultades presentes como la soledad o el desamparo.
Escrito por: Enrique Barrera Bernal