24/05/2025
✨ El trauma cotidiano: heridas invisibles que arrastramos sin saberlo 👈
A menudo pensamos en el trauma como algo que solo le ocurre a quienes han vivido situaciones extremas: guerras, abusos, catástrofes. Pero hay otro tipo de trauma, más silencioso, más cotidiano, que también deja huella: el trauma relacional, emocional, y repetido en pequeñas dosis. Ese que no siempre sabemos nombrar, pero que se aloja en el cuerpo, en los pensamientos, en las formas que tenemos de querer (o de protegernos del amor).
El trauma cotidiano puede venir de palabras que nos hicieron daño, de una infancia con poco afecto, de sentir que no fuimos vistos, escuchados o validados. Puede instalarse por vivir siempre en alerta, por cuidar a todo el mundo menos a nosotras mismos, o por años de lucha constante sin descanso.
No es necesario haber “vivido lo peor” para sentirse roto por dentro y creo que eso lo sabemos muy bien.
Lo más difícil es que muchas veces normalizamos el dolor: creemos que así es la vida, que “hay que ser fuerte”, que no pasa nada. Y sí pasa. Pasa dentro. Porque el cuerpo recuerda. La mente repite. El alma se encoge.
Reconocer estas heridas no es debilidad, es valentía. Ponerles nombre, validarlas, contarlas (aunque sea en un susurro), es un acto de amor hacia nosotros mismos. El trauma no se borra de un día para otro, pero puede ser sostenido, cuidado, acompañado. No estamos solos. Y no somos raros por sentir lo que sentimos. (Es nunca lo pienses).
💬 Si esto te ha resonado, si alguna parte de ti se ha sentido identificado, te invito a compartirlo, dejar un comentario o escribirme. Este espacio está hecho para sanar juntos, con respeto, conciencia y amor.
📌 Y si estás en tu propio proceso, recuerda: no tienes que correr, solo seguir caminando. A veces, hablar es el primer paso para empezar a sanar.
Un abrazo con corazón de alma a alma.