
04/01/2025
Hoy te traigo algo diferente: una pequeña historia, casi como un cuento breve, que huele a bergamota, vainilla y un toque de nostalgia. No te preocupes, no es una receta de cocina. Es solo una invitación a mirar más allá de las primeras impresiones. Porque a veces, lo que comienza pasando desapercibido, acaba dejando una huella profunda.
"La primera impresión, no siempre es lo que cuenta"
Era una tarde cualquiera cuando Pasión, dueña de una tienda de perfumes, decidió probar un nuevo perfume que había llegado a su tienda. Al rociarlo sobre su piel, la frescura de la bergamota la cautivó. "Este es perfecto," pensó, mientras sonreía. Pero, media hora después, algo cambió.
Las notas frescas desaparecieron, dando paso a un aroma especiado y floral que le recordó los momentos más dulces de su infancia, cuando su madre horneaba bizcochos de naranja y canela. Y horas más tarde, mientras cerraba la tienda, aún sentía la calidez de la vainilla y la profundidad del ámbar en su piel. Fue entonces cuando comprendió que aquel perfume no solo le había encantado, sino que había dejado una huella emocional imborrable.
Lo que experimentó tiene un nombre: la pirámide olfativa. Es el viaje de un perfume a través del tiempo.
🖛 Las notas de salida, como la bergamota que percibió al principio, captan nuestra atención al instante, pero su papel es efímero.
🖛 Las notas de corazón, más persistentes, son las que realmente definen el alma del perfume.
🖛Y las notas de fondo, como la vainilla y el ámbar, son las responsables de dejar una huella duradera.
En la vida, como en los perfumes, la primera impresión puede cautivar, pero no siempre es lo que cuenta. Lo que importa es lo que se queda con nosotros, lo que evoluciona y nos toca profundamente.
En el marketing olfativo, este principio nos recuerda que un aroma debe ser más que un impacto inicial. Debe contar una historia que conecte con las emociones de quienes lo perciben. Porque las grandes historias, como los grandes perfumes, no se olvidan.