
12/05/2025
A veces creemos que amarnos es arreglarnos…
pero el verdadero amor empieza cuando dejamos de querer corregir lo que sentimos.
Imagina esto:
Le escribes a alguien que te importa y no contesta.
De repente, la mente se activa:
“¿Habré hecho algo mal?”
“¿Estará enfadado conmigo?”
“¿Ya no le importo?”
Y sin darte cuenta, ya estás en una historia que duele.
El estómago se encoge, el pecho se tensa.
¿Y si en lugar de huir o reaccionar, simplemente observas?
¿Qué pasa si miras hacia adentro sin querer cambiar nada?
No para entender.
No para resolver.
Solo para estar contigo.
Eso es amor.
Eso es autoindagación.
Eso es recordar que tú no eres esa emoción, ni ese pensamiento.
Eres quien lo observa, con presencia y ternura.
Cierra los ojos y pregúntate suavemente:
“¿Qué historia estoy creyendo ahora mismo que me quita paz?”
Solo obsérvala. Respira. Estás a salvo.
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