
08/09/2025
La psicología lo llama minimización del malestar: reducir problemas complejos a frases simplonas. Y el resultado de esto es que la persona que sufre se siente incomprendida, juzgada o incluso culpable por no poder mejorar su estado anímico con un consejo, seguramente bienintencionado, pero claramente erróneo y dañino.
Decirle a alguien con ansiedad “relájate” es como decirle a alguien con asma “respira mejor”. Soltar un “anímate” a alguien con depresión es como decirle a un cojo “corre más rápido”.
Además, estas frases (y no quiero hilar muy fino) pueden ser un ejemplo de invalidación emocional: que es restar importancia a lo que siente el otro. Por cierto, otra expresión más que se ha puesto de moda últimamente: invalidación emocional.
Recuerda que detrás de esos trastornos no hay falta de ganas, hay mecanismos cerebrales, emocionales, conductuales y en algunos casos, sociales, que son complejos y que no se arreglan con frases de sobre de azúcar.
Y sí, a veces es difícil acertar con las palabras, pero si tienes dudas, tu silencio y presencia dicen más que unas cuantas huecas palabras.