
03/07/2025
Cuando algo nos da miedo, el cuerpo busca protegerse. Y la solución rápida suele ser evitar. No lo pienso, no lo hablo, no lo enfrento.
A corto plazo funciona: calma la ansiedad.
A largo plazo alimenta el problema.
La evitación es un anestésico emocional.
No elimina el miedo, lo esconde.
No soluciona el conflicto, lo congela.
No reduce el malestar, lo retrasa.
¿Por qué ocurre?
El cerebro interpreta que, si evitamos, estamos "a salvo". Repite el patrón porque entiende que así reducimos el riesgo. Pero mientras tanto:
El miedo crece.
La ansiedad anticipatoria aumenta.
La seguridad personal se debilita.
Datos recientes:
Estudios sobre ansiedad (Craske et al., 2014; Barlow, 2018) confirman que la evitación es uno de los principales mantenedores de los trastornos de ansiedad. Lo que no se enfrenta, se vuelve más grande en la mente.
¿Qué podemos hacer?
✅ Nombrar lo que asusta.
✅ Entender qué interpretaciones lo alimentan.
✅ Exponerse de forma gradual y segura.
✅ Trabajar la regulación emocional durante el proceso.
No es enfrentarse de golpe. Es acompañar el miedo, no alimentarlo.
En Clínica Cumen lo trabajamos paso a paso, con seguridad y sin forzar. Porque el miedo no desaparece por evitarlo, sino por aprender a sostenerlo.
💬 ¿Alguna vez has sentido cómo la evitación parecía aliviar… pero luego el miedo seguía ahí? Si te apetece, cuéntalo aquí.