22/01/2024
DE NUESTROS CORAZONES A LOS SUYOS,
Estamos asqueados por el mal que está actuando actualmente en nuestra Tierra.
Al igual que ustedes, sentimos náuseas.
Como ustedes, buscamos una salida, pero no la vemos, porque el callejón sin salida que se abre hoy es evidente.
Así que sólo podemos denunciar estos movimientos fundamentalistas, dictatoriales, totalitarios y estos genocidios humanos, estas máquinas negras y desalmadas que matan a escala mundial. Su movimiento fanático y despiadado se desata para desorientar y diezmar a la población mundial. Eso está claro.
Sí, su oscuridad nos alcanza, intenta abrumarnos porque, como tú, nos sentimos impotentes ante tal ferocidad.
Entonces, ¿Qué debemos hacer?
Sí, ¿Qué debemos hacer?
No tenemos las instrucciones para salvar nuestro mundo. ¿Quién podría pretender tenerlas, aparte de unos pocos autoproclamados pseudomensajeros del Apocalipsis?
¿Rezar, meditar? ¿Retirarnos a un rincón del bosque si nuestras circunstancias vitales nos lo permiten? Podríamos decir que sí, por supuesto, porque fortalecer el alma es un objetivo legítimo para todos. Pero estaríamos decepcionados de nosotros mismos, decepcionados porque retirarse es a menudo una escapatoria o una diversión más que inevitablemente, tarde o temprano, nos pone cara a cara con ¨eso¨ que está pasando.
¿Qué hay que hacer?
La situación actual requiere urgentemente la implicación concreta de todos aquellos que son conscientes de que cada uno de nosotros es responsable del estado de nuestro mundo, una pieza de su mosaico. Esta implicación pasa por la ayuda mutua, la compasión, la acogida, la escucha de las diferencias y el respeto.
¿Qué más tenemos que hacer?
Tenemos que decir un "No" rotundo a todas las esclavitudes e iniquidades que nuestra sociedad ha engendrado con nuestra cobardía, incoherencias, egoísmo y apatía.
¿Qué no debemos hacer?
Negar que algo importante está ocurriendo en la Tierra y, por egoísmo o miedo, no preocuparnos en absoluto. Agachar la espalda ante las amenazas y la manipulación de nuestras conciencias... ¡No reaccionar, aceptar, dormitar, no atreverse a hacer nada para que este mundo crezca! Mantener, por fin, esa famosa ¨dirección¨ de la que nos habló Cristo hace dos mil años.
Nuestra opinión es sólo nuestra opinión... A cada uno nos corresponde decidir lo que debemos hacer, en conciencia, con nuestros medios personales, a nuestro nivel, con la fuerza de nuestro atrevimiento, procurando que nuestra alma y nuestro cuerpo vivan de la manera más amorosa, en coherencia y responsabilidad en el triste caos actual.
Pero cuando nos movemos en nuestro interior para mejorar nuestro bienestar, también estamos invitando a nuestros vecinos a moverse como por contagio de luz. Así puede crearse una cadena infinita de ayuda mutua, a pesar de los vientos y las mareas.
Como usted, por supuesto, no sabemos qué ocurrirá después. Sólo podemos intuirlo. Sólo sabemos que el ¨Gran Balanceo Cósmico¨ está sonando una hora decisiva y reclama urgentemente nuestra participación...
Estamos al pie del Muro.
Estamos aquí en la Tierra para ayudar y no nos apartaremos de nuestro camino vital.
No tenemos el control de los vientos en contra, pero ciertamente tenemos el control de la Llama Luminosa que se encuentra erguida en el hueco de nuestro pecho. Es nuestro Sello del Alma... Todos vosotros lleváis ese Sello, recordadlo.
Al final, de eso se trata el amor... de ver, cueste lo que cueste, más allá de la oscuridad que pretende querer engullirnos.
Así que la Tierra cuenta con nosotros, Trabajadores de la Luz... estamos en ¨estado de urgencia cardíaca¨. Paz y voluntad sobre todos nosotros...
Marie Johanne Croteau-Meurois y Daniel Meurois