
17/04/2023
Los cuadros clínicos que cursan con resistencia a la insulina, triglicéridos altos, grasa hepática, exceso de perímetro abdominal/obesidad abdominal, reparto de grasa muy central, etc (marcadores habituales de síndrome metabólico) suelen responder bien a una alimentación adecuada; e idealmente combinando ejercicio de fuerza y estilo de vida (ritmos circadianos, exp. solar, etc) para lograr la máxima de las sinergias.
Esos problemas descritos, y el exceso de grasa abdominal, sitúan a la persona en un escenario de alto riesgo cardiometabólico, además de presentar resistencia anabólica en la célula muscular y resistencia lipolítica a nivel del tejido graso y muscular. Activan demasiado de manera crónica el anabolismo malo y apenas la lipólisis, lo que conlleva ahorro energético no saludable en zonas peligrosas (central subcutánea en exceso, y visceral orgánica y hepática).
Son perfiles que además suelen tener cierto grado de desnutrición. Con lo cual, es un ERROR el abordaje clásico de comer poco y nutrir cada vez menos de manera lineal y en el día a día (aunque se pierda peso al corto plazo, se sigue desnutriendo cada vez más a la persona; y eso tiene las consecuencias, entre otras la dificultad de mantener el peso perdido , potenciar mecanismos de resistencia y reganancia, y perder masa muscular por el camino, un bien preciado y un recurso vital que ponerlo en juego tiene un coste muy importante).
Por suerte, todo ello puede trabajarse desde líneas correctas y nutritivas, sin matar a nadie de hambre.
Aquí un caso donde en un mes se empiezan a normalizar marcadores analíticos y una reducción importante de esa zona central y de la grasa visceral.
No hubo ejercicio de fuerza por medio (en condiciones ideales habría que contemplarlo) pero se trabajan el resto de puntos, que ofrecen importantes mejoras; así como se trata de animar a la persona para que lo contemple en la ecuación.
Caso llevado por mi compañera , quien colabora en las derivaciones llevando algunos de los casos de las asesorías.