17/11/2016
29. "El cuerpo habla, el cuerpo recuerda": Las 5 heridas del alma: Atraer siempre lo mismo.
Hoy y hasta domingo empieza el primero de mis talleres de 4 días en Guanzhou, China, en el que trabajaremos con lo que he llamado las 5 heridas del alma.
Cuando nacemos, en lo profundo, nuestra razón de vida es la de desarrollar quienes somos. Desarrollar nuestros talentos y vivir en armonía entre lo que soy, cómo lo quiero vivir y nuestro lugar de procedencia.
Todos hemos experimentado la no aceptación de nuestra persona, de nuestro ser. Juicios, culpabilidad, miedos y otras formas de No aceptación de quienes somos. Esto se convierte en un poderoso imán que atrae sin cesar circunstancias y personas que nos hacen revivir esas experiencias. Las experiencias de la no aceptación se acumulan en el alma, y estas experiencias se "despiertan" a través de las sensaciones del cuerpo que hace que revivamos emociones que tenemos en nuestro interior desde hace mucho tiempo.
Para este grupo de cuatro días propongo explorar:
El Rechazo-Abandono: Muchas personas saben que sus padres les han querido. De adultos los queremos y comprendemos mentalmente, que ellos han tenido unas circunstancias y razones que a veces hicieron que no estuviesen disponibles y no nos sintiésemos queridos. Pero cuando somos niños NO tenemos esta comprensión. En la infancia al no tener la mente desarrollada no podemos comprender esas razones. Sólo sentimos que nuestros padres no están siempre cerca, que nos castigan, que nos dicen que hacemos las cosas mal o que no valemos los suficiente haciendo que nuestra alma, nuestro yo se sienta rechazado y/o abandonado. Nos sentimos rechazados cuando la persona a quien estamos vinculados no le gusta algo que hacemos, o decide no estar cerca de nosotros por algo que hemos hecho o dicho. El rechazo es sentido de una forma concreta en el cuerpo. Al tener esta herida la dificultad a la hora de realizar u opinar lo que realmente queremos es mayor. Dentro de nosotros, ha quedado la emoción de dolor y miedo de cuando nuestros padres, y su forma de educar, nos han rechazado. Pasamos a ser personas huidizas perdiendo así oportunidades y relaciones. El abandono, estando muy cercano al rechazo, tiene otra sensación y además del miedo tiene enfado. Está relacionado a nuestra persona, a quien soy. Cuando tenemos esta herida, y la mayoría la tiene, supone que la aceptación de nosotros mismos es más débil e insegura. Se desarrolla un estado de dependencia que nos causa muchas limitaciones y una gran dificultad con la soledad.
Humillación: Está más relacionada con el mundo externo y como yo me muevo en él. Es una herida que surge de la comparación con otros y suele ocurrir como castigo publico. Esto supone una sombra de miedo a la hora de posicionarnos en el mundo como personas haciendo que vivamos por debajo de nuestro potencial en el mundo.
Traición e Injusticia: Para el tercer día, podríamos decir que juntaremos las heridas anteriores señalando las diferencias que conlleva la traición e injusticia. Estas heridas como las anteriores se diferencian en la sensación del cuerpo.
Cuando nos sentimos traicionados desarrollamos un exceso en el control. Nos volvemos controladores. Esto no sólo es agotador, porque no podemos controlar muchas cosas sino que también nos trae dificultades en delegar, confiar, dañando esto las relaciones laborales y personales. Cuando nos hemos sentido tratados injustamente o cuando nuestros derechos no han sido respetados o reconocidos, nos lleva entre otras cosas a una rigidez de acción y pensamiento. Esto hace que sea muy difícil ser dialogante o flexible en nuestras acciones y decisiones, perdiendo la habilidad de mantener la unicidad de cada nueva acción y decisión. Si se es rígido es más difícil aprender de lo nuevo y por lo tanto cambiar en nuestra vida esos aspectos que requieren una visión nueva.
Perdón: Par el cuarto y último día de cierre trabajaremos el perdón. Cada una de las heridas anteriores, que la mayoría tenemos aunque en diferentes grados profundidad, hacen que la visión opinión y por lo tanto el trato hacia nosotros mismos sea más pobre. Después de comprenderlas, cómo son cada una de ellas, será más fácil perdonarnos hasta donde podamos. El perdón es un proceso que requiere tiempo y constancia. Iniciar esto no sólo es ejercer nuestro poder para cambiar la relación con nosotros mismos sino que también la relación con los otros.
Espero que el trabajo traiga muchas nuevas experiencias para los participantes y de nuevo ayude a estar más en contacto y conectado con uno.