25/07/2025
Hoy queremos dejaros el testimonio de Consu, que estuvo en nuestro centro durante su preparto:
Recuerdo una mañana llegando El Studio y diciéndole a Zaida: “tenemos que girarla”. No hicieron falta más palabras. Era la segunda vez que ella me acompañaba en un embarazo, y sabía perfectamente mi deseo de tener un parto lo más natural posible. Así que nos pusimos manos a la obra y con toda la confianza de siempre y algunos ejercicios específicos puedo asegurar que funcionó.
El día D comenzó sobre las 5:00 de la mañana, cuando sentí la primera contracción. Instintivamente me puse en cuclillas, controlé la respiración y traté de mantenerme activa durante las pausas. A las 8:00, cuando se volvieron más seguidas, repetí el patrón: cuclillas, respiraciones, movimiento. Nada de esto lo tenía planeado, simplemente escuchaba a mi cuerpo. Y cuando pude observar con claridad lo que estaba haciendo, entendí: todos esos movimientos eran los mismos que había practicado durante los entrenamientos.
Recordé perfectamente cómo Zaida me animaba a encontrar mi postura favorita, y, para mi propia sorpresa, resultaron ser las cuclillas, las que ahora repetía en cada contracción. También me vinieron a la mente los movimientos pélvicos, los estiramientos de piernas y las aperturas de caderas. Y según pasaban las horas, no fallaba: contracción que venía, contracción que mi cuerpo respondía en cuclillas. En ese momento comprendí, de verdad, lo que significa un “parto activo”. Cada ejercicio que habíamos hecho tenía sentido. Cada entrenamiento fue preparación real para ese instante.
Ya en el hospital, las matronas me felicitaban por cómo llevaba las contracciones. De hecho, una de las matronas me preguntó si esa postura me resultaba realmente cómoda. Le dije que era lo único que me aliviaba, y me animó a seguir.
Horas después tocaba pujar. Una vez más, los movimientos que hice en ese momento eran los mismos que había practicado tantas veces en clase. Fueron cinco pujos. Y conocí a mi bebé. Un parto natural, soñado.