15/03/2024
En 1997 cuando yo tenía 14 años recién cumplidos, mis amigas de la adolescencia me regalaron un disco de las Spice Girls. Disimulé, pero tengo que reconocer que no entendía porqué me habían regalado ese disco de unas mujeres que ni me gustaban ni sentía que me representarán.
Y no lo he entendido hasta día de hoy cuando me ha salido está publicación.
Mis amigas tenían la imagen de una Noelia atrevida, extrovertida, desenfadada, segura de sí misma y que sabía lo qué quería y con quién lo quería.
Nada más lejos de la realidad, la adolescencia me permitió romper moldes y ponerme una máscara que me funcionó bien en algunos aspectos, pero que destruyó más las partes ya destruidas de mí.
La ropa, las formas, la chulería, me permitieron reducir el maltrato en el exterior de casa, más también produjo la reducción de mi identidad a niveles muy profundos.
Era popular, ligaba, tenía un grupo de amigas muy bonitas, pero me emborrachaba, me liaba con gente por liarme y hasta llegué a coger un coma etílico por querer demostrar a gente que no merecía que yo era merecedora de estar entre ellas.
Ahora miro hacia atrás y no puedo arrepentirme de lo que hice y fui desde mi inconsciencia pero, para como podía haber acabado, me siento feliz de haber sabido cambiar de rumbo.
Feliz de haber entrado en depresión para descubrir quién era.
Feliz de haber incomodado a mi familia por encontrar mi propia identidad.
Feliz de haber luchado por mi felicidad, por la de mis hijos, por lo que sentía justo a nivel muy orgánico para nuestra vida.
Y hoy, HOY, me siento mucho más Spice Girls de lo que me sentí hace 26 años.
Qué suerte tenerme 🤩🤩🤩