
11/03/2025
1. La ciencia como instantánea histórica:
Los conocimientos científicos, aunque extremadamente útiles, son como fotografías de un instante en el tiempo. Están basados en observaciones y experimentos que, aunque rigurosos, capturan solo una parte de una realidad que está en permanente cambio. Lo que hoy se considera “probado” es, en cierto sentido, una acumulación de verdades parciales de un pasado que ya no se corresponde con la totalidad de la experiencia actual.
2. La realidad como flujo infinito de posibilidades:
Inspirados por la mecánica cuántica y por filosofías que nos hablan de potencialidades (como la idea de que “todo es energía en movimiento”), podemos imaginar la existencia como un campo en el que cada instante contiene múltiples posibilidades. En lugar de ver la realidad como algo fijo, la concebimos como una matriz en la que nuestros pensamientos, emociones y acciones tienen el poder de reconfigurar lo que experimentamos.
3. Co-creación y actualización del ser:
En la versión “00” –una actualización que va más allá de los límites estáticos– reconocemos que somos co-creadores de la realidad. No somos meros observadores pasivos, sino que participamos activamente en la construcción de nuestro mundo. Este enfoque nos invita a experimentar con nuevas formas de percepción y a abrirnos a dimensiones inexploradas, permitiendo que nuestra intuición y creatividad jueguen un papel central.
4. Explorar la “matrix” desde una nueva perspectiva:
Salir de lo científicamente probado implica, además, cuestionar los marcos preestablecidos y los dogmas. Es una invitación a experimentar con la idea de que la realidad puede ser, en cierto nivel, una simulación o una construcción flexible –una “matrix” que se actualiza a medida que nosotros interactuamos con ella. Esto no es rechazar la ciencia, sino reconocer que sus modelos son herramientas útiles pero limitadas, y que la vida misma se mueve en un campo de posibilidades infinitas.