
10/09/2025
Estos son los errores más frecuentes en el cuidado de la boca y dientes:
Cepillarse demasiado rápido o con demasiada fuerza
– La mayoría se cepilla menos de 2 minutos y con movimientos bruscos. Eso no limpia mejor: desgasta el esmalte y retrae las encías.
Usar el cepillo hasta que se “gaste”
– Muchos lo cambian cada 6-8 meses o más, pero lo ideal son 3 meses o cuando las cerdas se abren.
Olvidar el hilo dental o los cepillos interdentales
– Cepillarse solo limpia el 60% de la superficie del diente. Lo interdental suele ser lo más olvidado.
Enjuagarse con agua justo después del cepillado
– Quita el flúor del dentífrico, reduciendo su efecto protector. Lo mejor: escupir la espuma y no enjuagarse, o usar un enjuague con flúor en otro momento del día.
Pensar que el mal aliento se soluciona solo con chicles o enjuague
– Muchas veces viene de acumulación de placa, sarro o problemas en encías, no solo de la comida.
Cepillarse justo después de comidas ácidas (ej. jugo de naranja, vino, refrescos)
– El ácido ablanda el esmalte; si cepillas de inmediato lo desgastas más. Lo ideal es esperar 30 minutos o enjuagarse antes con agua.
Usar blanqueadores caseros o remedios abrasivos (bicarbonato, limón, carbón activado, etc.)
– Dan efecto rápido, pero dañan el esmalte a largo plazo.
Saltarse revisiones dentales pensando que “si no duele, está bien”
– Las caries y la enfermedad periodontal avanzan en silencio al inicio. Lo recomendable son controles cada 6-12 meses.
Subestimar la salud de las encías
– Nos fijamos mucho en dientes blancos, pero la inflamación o sangrado de encías es señal de enfermedad periodontal, que puede llevar incluso a pérdida de dientes.
Usar los dientes como “herramienta” (abrir envases, morder hielo, uñas, bolígrafos)
– Puede causar microfracturas o desgaste.
👉 En resumen: el error no es “no cepillarse”, sino cómo y cuándo lo hacemos, y el hecho de dejar fuera la limpieza interdental y las visitas de control.