04/09/2025
Mi vida con TDAH 🧡🥺
Siempre fui la que no podía parar, la que corría más rápido que los demás en un mundo que exigía que caminara despacio. Desde pequeña, cada intento de seguir el ritmo chocaba con una barrera invisible: la mirada de los demás, los comentarios, las comparaciones. Recuerdo a las profesoras que apenas leían mis trabajos y me ponían un 4, sin mirar lo que había hecho ni el esfuerzo que había puesto. Desde el principio, me marcaron: “tú no puedes, tú no vales para esto”.
No era por falta de ganas ni de inteligencia, sino porque nadie entendía cómo funcionaba mi cerebro. Cada día era un esfuerzo enorme solo por intentar encajar en un sistema que no estaba hecho para mí. Cada reproche, cada comparación, cada calificación que me decía que no era suficiente, se convirtió en una herida silenciosa que me acompañó durante años.
La sociedad, con sus estándares rígidos, me enseñó que solo había una manera de ser valiosa: seguir el camino que los demás ya habían marcado. Y lo peor es que, con el tiempo, terminé creyéndomelo. Me repetía a mí misma lo que me habían dicho desde niña: “No eres suficiente”. Esa voz se volvió tan fuerte que un día decidí dejar los estudios. Me convencí de que nunca llegaría a nada, que lo mío era trabajar y sobrevivir, mientras veía cómo otros seguían acumulando títulos y sueños.
Y así empecé a trabajar muy joven, cargando no solo con el peso del cansancio, sino también con la idea de que no estaba hecha para otra cosa. Mientras otros estudiaban en la universidad, yo estaba detrás de un mostrador, con un uniforme, preguntándome una y otra vez qué habría pasado si alguien, solo alguien, hubiera creído en mí.
Hoy sé que mi valor no lo define un diploma ni la opinión de los demás. Aprendí a construir mi camino con esfuerzo, aunque no fuera el que la sociedad esperaba de mí. Y ahora sé que sí valgo, que siempre valí, aunque me lo negaran desde el principio.
Y por eso levanto la voz: no quiero que esto le pase a más gente. Que ningún niño ni niña crezca sintiendo que no sirve, que no encaja, que no vale. Porque todos merecemos ser vistos, comprendidos y apoyados, más allá de los estándares que nos intentan imponer.
TDAHAvila.