07/02/2024
Esta imagen del Galanto o Campanilla de Nieve, me despierta cada febrero una mezcla de alegría con sensación de vulnerabilidad. Esas florecitas tan tiernas y bellas, emergiendo del duro y frío suelo invernal... Conecto con una parte de mí que aflora.
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En Imbolc, nuestra niña interna se pone en primera fila para que la veamos. Podemos aprovechar la oportunidad de recordar cómo veíamos el mundo durante nuestros primeros años de vida. Así nos transportamos a un estado de apertura sabia, de confianza, simplicidad y de asombro alegre. La niña, a través de la inocencia crea un tipo de inmunidad que le permite ser “transparente” de manera que muchos dardos y las piedras pueden traspasarla sin dejar heridas, reacciones u ofensas. Este es el camino donde se recupera la inocencia.
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Aunque hay una parte del mal del mundo que ella siente y no sabe gestionar. De ahí que llevemos en la vida adulta heridas emocionales sin cerrar.
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Imagínate como la niña de dos años que fuiste, en tu estado de juego alegre. Entonces toda tu fuerza estaba intacta. Tú eras Tú. No tenías que comprender el porqué y el cómo, simplemente lo sabías. Este era tu estado natural, el estado del éxtasis receptivo hacia todo.
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¿Qué es lo que más alegría te da? Busca tareas que apoyen tu sensibilidad y te den profunda satisfacción. Prueba a ser sencilla, ama, baila, juega, dibuja, colorea y canta.
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Este es el comienzo de una nueva amistad entre tu parte adulta y la niña que está necesitando sanar.
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¿Tal vez estás sintiendo algo así estos días? Algunas mujeres que recorren Volver a Casa en Imbolc ya están ahí, aunque nuestro viaje por la vida es único y cada una tiene su proceso propio distinto al de las demás.
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La Naturaleza en Imbolc nos recuerda que podemos renacer tras el invierno, esto es para todas/os igual.
Te lo cuento más extenso en mi blog:
https://gabriellarobles.es/imbolc-tiempo-renacer/