22/07/2025
Un gran comunicador de su interior.
🖤 Ozzy Osbourne: el obrero que gritó contra el vacío
Ozzy Osbourne no fue un dios del rock. Fue un hijo del metal.
Del metal real: el que forja cadenas, el que corta, quema y oxida pulmones.
Nacido en Birmingham, en una Inglaterra de fábricas, paro y humo, Ozzy no salió de una escuela de arte, ni de un casting. Salió del andamio, de la pobreza, de una casa con un solo baño para ocho personas. Y por eso gritaba como gritaba.
Lo que muchos llamaron “ruido” era solo el sonido de un mundo que se desmoronaba.
En los riffs de Black Sabbath hay desesperación, rabia, locura, miedo. Y también una lucidez que asustaba más que cualquier letra satánica: la de saber que nadie vendría a salvarte.
Ozzy no creía en políticos. Creía en amplificadores.
Mientras Margaret Thatcher enseñaba los dientes y vendía el alma del país a las finanzas, él se subía a un escenario y escupía su verdad en forma de caos. No fue un revolucionario en el sentido clásico. Pero fue una grieta. Un grito en mitad del silencio industrial. Una pesadilla que hablaba más de la realidad que cualquier discurso oficial.
Lo encerraron en la etiqueta de “loco”. Lo convirtieron en meme. Lo reciclaron como reality. Pero antes de todo eso, fue un espejo sucio de una sociedad que prefiere criminalizar a quien incomoda que escuchar lo que dice.
Hoy los medios lo recordarán por morder la cabeza de un murciélago. Nosotros preferimos recordarlo por lo que fue:
Un trabajador. Un superviviente. Un alma herida que nunca dejó de rugir.