09/07/2025
A veces, el verdadero reto no está fuera, sino en la forma en que nos hablamos por dentro.
El síndrome del impostor no surge por falta de logros, sino por la dificultad de conectar con ellos. Es esa sensación persistente de no estar “a la altura”, incluso cuando las evidencias dicen lo contrario.
Suele aparecer en personas brillantes, comprometidas, sensibles… que se exigen tanto que acaban sintiéndose insuficientes.
No es un problema de capacidad, sino de percepción. Puedes estar haciendo las cosas bien, pero si el foco está en el miedo a fallar o en hacerlo todo perfecto, ningún logro parece suficiente.
Y no, no se trata solo de “pensar en positivo”. Se trata de aprender a reconocer tu esfuerzo, darte crédito sin culpa, y aceptar que sentir dudas no te hace menos capaz.