08/10/2024
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Sé consciente de tu herida. No la ayudes a crecer, deja que se cure; y se curará sólo cuando alcances las raíces. Cuanto menos es¬tás en la cabeza, más se curará la herida. Sin cabeza no hay heri¬da. Vive una vida sin cabeza.
Muévete como un único ser, y acepta lo que venga. Tan sólo durante veinticuatro horas, pruébalo; to¬tal aceptación, suceda lo que suceda. Si alguien te insulta, acépta¬lo, no reacciones, y observa lo que ocurre. Repentinamente sentirás una energía que nunca antes habías sentido fluyendo por ti. Alguien te insulta: te sientes débil, alterado, empiezas a cavilar cómo ven¬garte. Te has quedado colgado de ese hombre, y ahora no haces más que darle vueltas. Durante días y noches, meses e incluso años serás incapaz de conciliar el sueño, tendrás pesadillas. La gente puede desperdiciar toda su vida por cosas tan simples; sólo porque alguien les ha insultado.
Simplemente recuerda tu pasado y observarás algunas cosas. Eras un niño y el profesor, en clase, te llamó id**ta y todavía hoy lo recuerdas y guardas rencor. Tu padre te dijo algo. Tus padres lo han olvidado e incluso aunque se lo recuerdes, serán incapaces de recordarlo. Tu madre te miró de cierta forma y desde entonces la herida ha estado allí. Y todavía permanece abierta, fresca; si al¬guien la toca, explotarás. No la ayudes a crecer. No conviertas esa herida en tu alma. Ve a las raíces, permanece en el Todo. Durante veinticuatro horas, tan sólo veinticuatro horas, prueba de no reac¬cionar, de no rechazar, suceda lo que suceda.
Si alguien te empuja y caes al suelo, cae. Luego levántate y ve¬te a casa. No hagas nada con ello. Si alguien te golpea, hazle una reverencia y acéptalo con gratitud. Vete a casa, no hagas nada, sólo por veinticuatro horas, y verás una erupción de energía que no habías conocido antes, una nueva vitalidad surgiendo desde las ra¬íces. Y una vez lo hayas conocido, una vez lo hayas probado, tu vi¬da será distinta. Podrás entonces reírte de todas las tonterías que has estado haciendo, de todos los rencores, reacciones, venganzas, con las que has estado destruyéndote a ti mismo.
Nadie puede destruirte excepto tú mismo; nadie puede salvar¬te, excepto tú mismo. Tú eres el Judas y tú eres el Jesús.