14/11/2025
Hace un año me bajaba de una Jabega llorando de dolor. Remar me hacía doler el cuerpo, la cabeza y todo mi ser. Después de cuatro años dejaba el club, dejaba la actividad que una vez me dio la vida, la fuerza del mar y el espíritu de ir a por lo que quisiera.
Pero en la vida toca cerrar ciclos e ir a por nuevos horizontes.
Pero sí quiero hablarte sobre cómo Remo no va de Remar.
Va de equipo, respeto al patrón, coordinación, gestionar la ansiedad, respirar estratégicamente, apoyar al otro, que te ayuden, del poder del mar, de estar presente, de la gestión del agobiante sol andaluz en la piel.
Va de quedarte 20 minutos más limpiando la barca y subiendo esa bestia pesada hasta la caseta, porque como te vayas rápido, tus remeros cargan con tu peso.
Va de familia.
Va de comunidad.
Va de tí contra ti mismo.
Elige bien a tus remeros.
Hoy hace unos cinco años que empecé Remo en este club de barrio. Me lanzaron al agua con las veteranas, yo con pánico a ralentizar al equipo o joderles la remata. Pánico a que no quisiesen remar más conmigo por ser “malísima”.
Ellas, las de mejor nivel y años remando, me guiaron a entender que no hace falta tener experiencia para disfrutar y compartir con gente más grande y experimentada que tu. Que solo hace falta remar, seguir la remada.. y sobretodo DISFRUTAR.
A ellas mis veteranas favoritas les agradezco uno de los mayores empoderamientos de mi historia. 💪
A Ricardo, le agradezco mi conexión con la artesanía detrás de las bestias marinas, las barcas.
A Jose, el presi, la vida mediterránea.
Lo que comenzó siendo una actividad deportiva, me dio una familia a quien puedo encontrar siempre donde haya olas, levante y poniente.
Parece un-sin-sentido, pero pero esa pequeña caseta ubicada en Avenida del Mar sin número, me ha cambiado la vida.
Remo no va de remar.
Va de lanzarte a la vida y aprender a navegar.