20/05/2025
Hay padres que lo dan todo por sus hijos aunque no lo parezca… Trabajan de forma incansable para que a sus hijos nada le falte… A veces, en el corazón de un hijo crece el reproche: "Mi padre no me da tiempo, es egoísta." Y es comprensible que el niño o el joven desee más abrazos, más juegos, más charlas. Pero en su corta mirada, no ve que ese hombre al que llama egoísta se despierta antes del amanecer y llega a casa cuando la ciudad ya duerme. Que sus manos cansadas y su espalda dolida no son fruto de la distancia emocional, sino del esfuerzo constante por sostener un hogar.
El padre no siempre sabe cómo demostrar su amor con palabras dulces o gestos tiernos. A veces lo hace en silencio, a través del trabajo, del sacrificio, de la ausencia que en realidad es presencia en forma de comida en la mesa, techo sobre la cabeza, y ropa limpia en el armario.
No es egoísmo cuando alguien renuncia a su tiempo, a sus pasatiempos, incluso a su descanso, por dar lo mejor que puede a los suyos. Es amor en una forma que a veces no se comprende a simple vista. Es importante que, tarde o temprano, ese hijo logre ver no solo lo que falta, sino lo que ha sido entregado en silencio.