20/11/2025
➡ Sobreprotección y algunas de sus manifestaciones
* No todo tiene que gustarles
Los adultos queremos que los niños hagan lo que les pedimos a la primera (ya se trate de apagar la televisión, volver a casa después de una tarde de parque o ir a la ducha), aunque no les apetezca lo más mínimo. Y pretendemos, además, que lo hagan de buena gana. Sin embargo, la finalidad de la educación no es que cumplan las normas encantados —un esfuerzo bastante estéril, por otra parte— sino que las cumplan cuando es necesario, del mismo modo que los adultos cumplimos con nuestras obligaciones, nos gusten o no.
En nuestra viñeta de hoy, el padre pretende que el niño vaya a la ducha contento y recurre a distintas estrategias para conseguirlo. Entramos aquí en lo artificioso y en una forma de sobreprotección, con pobres resultados desde el punto de vista educativo, incluso si el niño acaba, finalmente, metiéndose bajo la alcachofa.
* La sobreprotección tiene muchas caras
La viñeta podría ilustrar dos ellas:
1. El niño se considera al mando
Nuestra protagonista infantil impone su criterio («Me da igual lo que me digas, no voy a bañarme») mientras el adulto plantea fórmulas para modificar su conducta. La situación, sin embargo, debiera ser justo la contraria: el padre establece la norma y es el niño quien, a partir de ahí, puede buscar alternativas… sabiendo que la oposición radical no funcionará ante una regla clara.
Así pues, la conclusión es obvia: el adulto debe mantenerse firme para que sea el niño quien, al comprobar que la estrategia de confrontación no da resultado, busque otra opción: obedecer o negociar. Esa flexibilidad —la capacidad de modificar la propia conducta cuando la estrategia inicial fracasa— es una enseñanza que le acompañará toda la vida.
2. El niño se siente infravalorado
(Continúa leyendo en https://www.logopediasanchinarro.es/sobreproteccion-y-algunas-de-sus-manifestaciones/)