02/11/2025
Como terapeuta, he escuchado muchas veces a personas que están atravesando un duelo contarme que alguien les dijo: “ya tenés que dejarle ir”, “ya es hora de soltarle”. Y lo repiten con culpa, como si amar después de la muerte fuera un error. Como si recordar fuera quedarse atrapado en el pasado. Pero no. No se deja de amar porque alguien murió. El amor no se apaga con la muerte, solo cambia de forma.
En nuestra cultura todavía hay muchas ideas equivocadas sobre lo que significa un duelo. Nos enseñaron que hay que ser fuertes, que no hay que llorar, que hay que seguir adelante como si nada. Pero el duelo no es algo que se supera, es algo que se atraviesa. No es un cierre, es una transformación. Con el tiempo no se trata de olvidar, sino de aprender a vivir con esa ausencia. De descubrir nuevas maneras en las que esa persona sigue estando con nosotros, aunque ya no la veamos.
Hoy, 2 de noviembre, Día de los Difuntos, recordamos a quienes se fueron, pero siguen con nosotros. Este día no es solo para pensar en la muerte, sino para reconocer la permanencia del amor. Porque ellos siguen en los gestos que repetimos, en las palabras que decimos igual, en esa canción que nos hace cerrar los ojos y volver por un instante a su abrazo. Siguen en la forma en que miramos el mundo, en las cosas que aprendimos de ellos, en la manera en que todavía nos inspiran a vivir.
El duelo no es dejar ir, es seguir caminando con lo que amamos de otra forma. Es aprender a hablarles sin escuchar respuesta, a sonreír al recordarlos, a agradecer su abrazo invisible en esos días en que necesitamos alivio. Porque recordar también es amar. Y mientras el amor siga vivo en nosotros, ellos también lo están.
Si este video te tocó, compartilo para que llegue a alguien que hoy lo necesite.
Y contame en los comentarios: ¿cómo esa persona que amás, que hoy no está, sigue estando presente en tu vida?