12/12/2025
🔬 Cuando una persona con obesidad empieza a perder peso, su cuerpo no solo cambia por fuera.
También se transforma a nivel celular y metabólico.
La grasa visceral —la que se acumula alrededor de los órganos— no es un tejido inerte.
Está formada por células grasas (adipocitos) que, cuando crecen demasiado, comienzan a liberar citoquinas inflamatorias como el TNF-alfa y la interleucina-6 (IL-6).
Estas moléculas generan lo que se conoce como inflamación de bajo grado, un estado crónico que afecta al hígado, al páncreas y al sistema cardiovascular.
Durante la pérdida de peso, especialmente cuando es rápida, los adipocitos se reducen de tamaño y liberan sustancias proinflamatorias antes de estabilizarse.
Es decir, el cuerpo puede experimentar un aumento temporal de la inflamación antes de alcanzar un nuevo equilibrio metabólico.
💡 Por eso, el proceso de pérdida de peso debe ser progresivo y controlado médicamente:
para permitir que el organismo elimine grasa sin generar un exceso de estrés inflamatorio.
🧬 Con el tiempo, al reducir la grasa visceral, disminuye la actividad inflamatoria y se restauran niveles más sanos de insulina, leptina y otras hormonas metabólicas.
🌿 En el Instituto de Obesidad, abordamos la pérdida de peso desde la biología,
ayudando a que el cuerpo no solo baje kilos, sino también inflamación y riesgo metabólico.