María José González Psicología

María José González Psicología psicología y meditación clínica

Con el auge de la importancia de la salud mental, se está poniendo de moda algo peligroso. Personas que sin la formación...
07/11/2025

Con el auge de la importancia de la salud mental, se está poniendo de moda algo peligroso. Personas que sin la formación y recrrido necesarios se anuncian como "acompañantes" (una palabra que por cierto me chirría un poco en el contexto de un proceso de psicoterapia, pero eso da para otro post) con anuncios que dicen algo similar a:

“Como yo pasé por ansiedad/depresión/toxicidad, puedo ayudarte porque te entiendo.”

Entender desde la identificación, no te capacita para trabajar con alguien y cobrar por ello. La psicoterapia no se hace desde la experiencia personal, sino desde el rigor clínico, el análisis, la estructura y la supervisión.

De hecho que hayas vivido algo similar es contraproducente porque cuando ves al otro desde la empatía porque te pasó a ti también, PROYECTAS tus heridas, tus miedos y tus salidas de la situación, lees al otro desde TU historia, confundes sus necesidades con las tuyas, te pones en el lugar de SALVADOR algo que cronifica la sintomatología del paciente (o cliente, porque la mayoría de estas personas no son psicólogos).

Esto, no es terapia, es utilizar a las personas para resolver tu propia historia y convertir tu dolor en una cruzada personal.

No se trata de "yo te puedo ayudar porque pasé por lo mismo", se trata de sostener e intervenir en el otro sin confundirte con él.

Por eso los psicólogos tenemos que hacer nuestro propio proceso de psicoterapia y estar en supervisión todo el tiempo, para no proyectar nuestra historia en la de nuestros pacientes, para que no salvemos al otro, para poder ver sus necesidades y no confundirlas con las nuestras a través de una historia similar.

Por eso la psicoterapia es cara, porque implica miles de variables, y entre otras cosas nos tenemos que anular en cada sesión para poder "ver al otro" y saber separarnos para no envolvernos en el otro cuando sus historias nos resuenan.

Cuando alguien te intente vender sus servicios de "salud mental" con un slogan típico americano, "Te entiendo porque yo pasé por lo mismo y te puedo ayudar" sal pitando, precisamente eso es lo que hará que no puedan trabajar bien contigo.

07/11/2025
La escritua es una acción motora fina que está regulada por el sistema nervioso central y modulada por el sistema nervio...
04/11/2025

La escritua es una acción motora fina que está regulada por el sistema nervioso central y modulada por el sistema nervioso autónomo.

Cuando estamos regulados, con el cuerpo presente, la respiración suave y lenta y la mente tranquila, el trazo suele ser redondeado, fluido, armónico, al margen de que la letra sea más o menos "bonita".

Cuando estás estresado, con prisa, con tensión o ansiedad (es decir, hay activación del sistema nervioso simpático), los músculos de la mano se tensan, la motricidad se vuelve más brusca y la letra parece más dura, angulosa, más ilegible o como desordenada.

Si estás más disociado, o muy cansado, el trazo se desorganiza, las letras cambian de tamaño, pierdes ritmo, hay más variabilidad entre una palabra y otra, las letras son muy juntas o muy separadas.

Por eso tu letra cambia y hay días en los que parece que escribes mejor y otros en los que parece "letra de médico". La forma en la que escribes es como un electrocardiograma de tu sistema nervioso que plasma en papel como está tu cuerpo por dentro, es la huella de lo que estás viviendo por dentro, aunque tu no te des cuenta, aunque lleve contigo toda una vida.

Es común que algunas personas después de haber pasado por un proceso de psicoterapia en donde se elaboró trauma "cambien" la letra, volviéndose más suave, legible, o lo que diriamos, "una letra bonita". Todo en nosotros habla, y como es adentro, es afuera, solo hay que saber mirar, sólo hay que ver lo invisible.

El inconsciente comienza a formarse mucho antes de que tengamos meoria. Se va tejiendo desde el entorno emocional en el ...
29/10/2025

El inconsciente comienza a formarse mucho antes de que tengamos meoria. Se va tejiendo desde el entorno emocional en el que fuimos concebidos, durante el embarazo, el parto y los primeros vínculos y experiencias vitales. Cada una de esas experiencias deja una huella que el cuerpo recuerda y que servirá de base para los patrones con los que interpretaremos el mundo:

No podemos acceder a esas memorias a través del lengujae ni del recuerdo porque cuando se grabaron no teniamos aún lenguaje ni pensamiento narrativo para procesarlas y nombrarlas.

En un proceso terapeutico esta es la razón por la que llega un momento en el que la palabra ya no basta, hay que usar el idioma del inconsciente que es el símbolo.

Si en lugar de usar ese idioma, seguimos trabajando desde lo cognitivo o desde el control de la conducta las defensas se harán más fuertes o construiremos una patología más adaptativa, porque es mejor ser "adicto" al deporte que al alcohol.

Al inconsciente se le susurra, se la habla suave y despacio. El trabajo simbólico nos permite esa forma de intervenir, para llegar no solo a lo que duele pero no se ve, si no también a las fortalezas de cada uno, que también están ahí para que ocurra la transformación y que tampoco las vemos...

Al inconsciente se le trabaja desde un lugar de maternaje. El inconsciente tiene la llave hacia tu transformación. Es invisible a simple vista pero si aprendes su idioma se abirá y te trazará el camino para que puedas guiar a tus pacientes para que ellos mismos vayan reconfigurando sus sistema psiquico.

¿Tu quieres aprender a hablar el indioma del inconsciente? En poco s**o nuevo curso de intervención con muñecos en psicoterapia.

Vente conmigo, que te voy a enseñar a ver lo invisible.

Cada estilo de apego tiene sus propias trampas. Y a veces, lo que nos gusta en terapia es justo lo que refuerza el patró...
27/10/2025

Cada estilo de apego tiene sus propias trampas. Y a veces, lo que nos gusta en terapia es justo lo que refuerza el patrón que necesitamos transformar.

Si predomina un apego ansioso, es posible que busques la probación del terapeuta, que quieras gustarle, cumplir sus expectativas o hacer las cosas "bien", porque lo que más necesitas es sentirte en un vínculo, que es justo lo que te faltó en tu infancia.

Adorarás sentirte comprendido, validado, y cerca del terapeuta. Pero si el vínculo se convierte en el centro, la terapia deja de ser un espacio para conocerte y pasará a ser un lugar donde intentas no perder el amor del otro, como en tu vida.
Tu psicólog@ deberá enseñarte a regularte dentro del vínculo pero sin depender de él.

Si tu apego es predominantemente evitativo probablemente disfrutes de terapias donde se hable mucho y se sienta poco; te encantará que tu psicólog@ te recomiende libros (se los vas a pedir, de hecho) y que te explique teorías. Te encantará saber por qué haces las cosas sin parar a sentirlas mucho. Lo racional te encantará.

El trabajo de tu psicólog@s será ayudarte a sentir sin huir, y a sostener duelos sin derbordarse, que es justo lo que ocurrió en la infancia, que hubo que evitar porque era demasiado dolorosa la ausencia...

Si tu estilo de apego es desorganizado, has tenido mucho caos en casa, asi que tu sistema nervioso buscará el vínculo para sentirse seguro pero a la vez ese mismo vínculo generará inseguridad y miedo. Sentirás ambivalencia en la terapia, querrás confiar en tu terapeuta pero a la vez huirás. Aqui el trabajo de integración es clave y para ello tu terapeuta debe estar super regulado.

Por eso no todas las terapias sirven igual para todos, ni se puede a todo el mundo neterlos en el mismo molde y por ese motivo la evaluación es crucial.

El estilo de apego marca qué intervenciones verdaderamente van a ayudarte en tu proceso y cómo el psicólog@ debe comportarse contigo.

Sin evaluación no hay intervención, sin intervención no hay terapia.

El trabajo con muñecos es una de las técnicas más potentes para acceder al inconsciente.Pero hay algo importantisimo: no...
23/10/2025

El trabajo con muñecos es una de las técnicas más potentes para acceder al inconsciente.
Pero hay algo importantisimo: no se puede entrar en lo simbólico sin antes haber trabajado la regulación.

El cuerpo y el inconsciente van de la mano.
Si el cuerpo está desregulado (es decir, fuera de la ventana de tolerancia), cualquier imagen simbólica puede ser vivida como una amenaza.
El paciente no verá el símbolo, lo sentirá como un peligro, y en lugar de abrirse, se defenderá.

La ventana de tolerancia es ese rango interno donde el sistema nervioso puede sentir, recordar, emocionarse o revivir algo sin desbordarse.
Cuando el cuerpo está dentro de esa ventana, hay espacio para la consciencia, para la curiosidad, para el trabajo terapéutico.
Pero cuando está fuera, aparece la ansiedad, la desconexión o la ira… y el trabajo simbólico deja de ser integrador.

Por eso, antes de mover muñecos, hay que mirar el cuerpo.
Hay que observar si el paciente puede sostener la emoción, si su respiración se bloquea, si se queda rígido o se disocia.
Solo cuando el cuerpo está disponible, el símbolo puede actuar como puente entre lo consciente y lo inconsciente.

No se trata solo de colocar figuras, sino de acompañar los movimientos del inconsciente sin invadir y sabiendo como reconducir en caso de que se salgan de la ventana de tolerancia (porque a veces, se salen).

Saber cuándo parar, cuándo sostener y cuándo intervenir es lo que marca la diferencia entre una escena simbólica que cura y una que desborda y genera más grietas.

El símbolo tiene poder, pero el cuerpo marca el ritmo.
Y la función del terapeuta es saber escucharlo.

Vente conmigo, que te voy a enseñar a ver lo invisible.

Bienvenidos a mi mundo.Este año está siendo el más retador de mi vida, sentía que mi luz se apagaba. Y como siempre les ...
20/10/2025

Bienvenidos a mi mundo.

Este año está siendo el más retador de mi vida, sentía que mi luz se apagaba. Y como siempre les digo a mis pacientes "las respuestas a las preguntas del adulto las tiene el niño". Así que volví a ella.

En la segunda foto estoy con Pepa, una muñeca muy especial que me hizo mi madre, era de mi tamaño. Y lo que más hacia con ella era enseñarle cosas, era mi alumna y le enseñaba a hacer conjuros mágicos para que todo se arreglase a golpe de varita.

Compartir magia es lo que más me gusta en el mundo. Creo que la vida es cíclica, y que todo lo que se nos entrega debe ponerse de nuevo al servicio de la vida, porque nada nos pertenece.

Y desde este propósito, nace este lugar:
El Instituto de Psicología de María José González.
Un espacio para no quedarme nada, para enseñar a quienes quieran mirar más allá todo lo que he aprendido buceando en las profundidades del inconsciente durante 20 años.

Aqui encontrarás dos cosas;

❤️ Formación en técnicas proyectivas, para aprender a trabajar con el símbolo y lo invisible.
❤️ Supervisión clínica para psicolog@s que quieran profundizar y llegar al origen del sufrimiento de sus pacientes desde una mirada integradora y humana.

La web aún no está lista, y puede que en algún momento haya una cuenta paralela, pero todo de irá cocinando a fuego lento, como a mi me gusta.

Esta niña ya estaba impaciente por sacar sus juguetes, y enseñar al mundo como es mirar con sus ojos. Y esta vez...la voy a hacer caso.

Esto es por ti Maria José, ahora si, vamos a jugar a tu juego...

Bienvenidos al Instituto de Psicología
de María José González.

Secretos; hechos que no se nombran, historias que se ocultan, emociones que se reprimen. A veces se hace por vergüenza, ...
13/10/2025

Secretos; hechos que no se nombran, historias que se ocultan, emociones que se reprimen. A veces se hace por vergüenza, por miedo, por culpa o simplemente porque “es mejor no remover”.

Pero el silencio nunca es neutro: lo no dicho condiciona el modo en que amamos, nos vinculamos, criamos y el clima del sistema familiar.

Cuando un secreto se instala en una familia, genera una desconexión emocional en quien lo guarda. Esa persona, normalmente una figura parental, tiene que dividirse internamente: una parte de sí sostiene el secreto, mientras otra intenta seguir con la vida cotidiana. Y esa división tiene consecuencias directas sobre su capacidad de vínculo.

Desde la teoría del apego, sabemos que la conexión emocional profunda solo es posible cuando el adulto está disponible y regulado. Pero un secreto (por su carga emocional y su necesidad constante de ser controlado) activa el sistema de defensa del adulto, impidiendo que pueda estar plenamente presente con sus hijos.

No puede sostener la vulnerabilidad ajena porque tiene que vigilar la propia.

Así, sin darse cuenta, transmite una forma de apego marcada por la incoherencia emocional: una presencia física que no siempre va acompañada de una sintonía afectiva.
El niño percibe ese vacío, esa tensión invisible, y empieza a organizar su mundo interno a partir de lo que siente pero no se puede nombrar.

Desarrolla, por ejemplo, un apego ansioso (buscando constantemente señales de conexión) o evitativo (si percibe la frialdad del adulto y opta por desconectarse).

Los secretos familiares también influyen en cómo se eligen las parejas y desde qué lugar se forman las nuevas familias. Cuando una parte de la historia está silenciada, el individuo busca, inconscientemente, compensar ese vacío a través de los vínculos adultos: elige parejas con las que repite la desconexión o el conflicto no resuelto, como si intentara cerrar un círculo que no le corresponde.

El silencio protege, pero desconecta. Y lo que no se puede decir, se actúa, se repite o se siente en el cuerpo.
Por eso en terapia, poner palabras y aprender a elaborar el duelo de lo que no fué, es siempre un acto de libertad.

La parte más importante de un proceso terapeutico es la evaluación, intervenir sin evaluar es negligente. Antes de cualq...
09/10/2025

La parte más importante de un proceso terapeutico es la evaluación, intervenir sin evaluar es negligente. Antes de cualquier paso necesito saber muchas cosas de ti, sólo así podré diseñar no solo la intervención adecuada si no la manera en la que yo debo estar en consulta delante de ti, porque no podemos estar igual con todos, porque todo es importante, porque todo es terapia.

Aqui ye dejo mis 5 básicos de la evaluación, aunque hay muchos mas.

Un sistema es un conjunto de personas interrelacionadas por vínculos afectivos, biológicos o simbólicos. Y entre todos l...
08/10/2025

Un sistema es un conjunto de personas interrelacionadas por vínculos afectivos, biológicos o simbólicos. Y entre todos los sistemas a los que pertenecemos (el colegio, los amigos, el trabajo), el más importante es el sistema familiar de origen, porque es el primero en el que aprendemos qué es pertenecer, cómo se ama, cómo se sobrevive y cómo se gestiona el conflicto.

Desde la mirada sistémica y transgeneracional, cada sistema familiar tiene una tendencia natural a mantenerse unido y en equilibrio, porque lo que más teme un sistema es la desintegración. Pero aquí viene la paradoja: "el sistema prioriza su continuidad incluso por encima del bienestar de los individuos que lo componen".

Esto significa que, si la manera de mantener la unión es a través del sacrificio, el silencio o el desequilibrio, el sistema elegirá sostenerse enfermo antes que romperse. Es decir, preferirá seguir unido por la lealtad, el miedo o la dependencia antes que atravesar la crisis que supondría reordenarse desde la salud.

👉 Un sistema enfermo es aquel que mantiene su cohesión a costa de la libertad y la autenticidad de sus miembros.
👉 Un sistema sano es aquel que permite que cada individuo crezca sin que eso suponga una amenaza para el conjunto.

Y aquí ocurre algo fascinante (y doloroso);
⚡Cuando un miembro de la familia toma conciencia del desequilibrio y decide actuar desde un lugar más consciente, sano o libre, todo el sistema se ve obligado a reconfigurarse. Su cambio rompe el pacto inconsciente de unión por identificación.

Si ese miembro, deja de sostener el patrón que mantenía el equilibrio enfermo del sistema, inevitablemente, los demás miembros reaccionan. Se sienten incómodos, amenazados, incluso enfadados, porque la transformación de uno pone en evidencia el desorden del conjunto.

Por eso, es tan frecuente que en las familias, quien empieza a sanar es visto como el “raro”, el “egoísta” o el “conflictivo”. No porque haga algo malo, sino porque su cambio desestabiliza una estructura que funcionaba desde la disfunción.

La unión real no nace del miedo a separarse, sino de la libertad de poder SER y seguir perteneciendo. Y esa es la verdadera salud de un sistema familiar.

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Calle Alberto Aguilera, 56
Madrid

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