26/10/2025
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💬 Parejas: cuando el conflicto no es sobre lo que parece
A veces discutimos por algo tan pequeño que, minutos después, no sabríamos ni explicar por qué.
Una palabra mal dicha, un silencio, una mirada que se interpretó de más… y, de pronto, una tormenta.
Pero muchas de esas peleas no van realmente sobre “eso”. Van sobre lo que hay debajo: heridas que aún no se han cerrado, miedos antiguos o necesidades que no han encontrado voz.
El iceberg del conflicto
En toda relación hay una parte visible —la discusión, la queja, la frase que se lanza— y otra parte invisible: el fondo emocional desde el que se habla.
Cuando una persona se enfada porque su pareja “no la escucha”, puede que lo que esté diciendo en realidad sea “necesito sentirme importante para ti”.
Cuando alguien se aleja y se encierra en el silencio, puede estar diciendo “me da miedo que discutamos y me pierdas”.
Aprender a ver el iceberg completo es uno de los mayores retos de la vida en pareja.
Heridas que se repiten
Cada uno llega a la relación con una historia: la manera en que aprendió a vincularse, los modelos que vio, los abandonos que sufrió, los límites que no le enseñaron.
A veces, sin darnos cuenta, la pareja se convierte en el escenario donde esas heridas se vuelven a representar.
🤎Quien teme ser rechazado, interpreta cada desacuerdo como señal de que lo van a dejar.
🤎Quien aprendió que debía complacer para ser querido, evita el conflicto a toda costa y se desconecta de sí.
Y así, los dos bailan una coreografía que duele, pero que conocen bien.
Modelos de apego y espejo emocional
Las relaciones suelen reactivar nuestros modelos de apego.
💛Quien aprendió un apego ansioso tiende a acercarse demasiado, buscando constante confirmación.
💛Quien aprendió un apego evitativo se distancia para sentirse seguro.
Ambos están intentando lo mismo: protegerse del dolor, solo que de formas opuestas.
El problema es que cada uno interpreta la conducta del otro como una amenaza, y se refuerza el ciclo.
Lo que era una discusión sobre los platos o el móvil se convierte en una batalla por sentirnos a salvo.
Dinámicas narcisistas: cuando el vínculo se desequilibra
En algunas relaciones, el conflicto no nace de dos heridas que se buscan, sino de un desequilibrio de poder.
Las dinámicas narcisistas no siempre son evidentes: pueden esconderse tras el encanto, la manipulación sutil o el “yo solo quiero lo mejor para ti”.
En estos casos, una de las partes asume el rol de sostener, justificar o adaptarse, mientras la otra busca controlar o dominar.
Aquí no hay espacio para crecer juntos, porque uno crece a costa del otro.
Reconocer estas dinámicas requiere valor, pero es el primer paso para salir del círculo del dolor.
Cómo dejar de caer en el mismo conflicto
Pausa antes de reaccionar. El cuerpo habla antes que la mente. Respirar, tomar distancia, dar un paseo… todo ayuda a que no actúes desde el impulso.
Pregúntate qué estás sintiendo de verdad. No qué opinas, sino qué sientes: ¿tristeza?, ¿miedo?, ¿frustración? Eso es lo que necesita expresarse.
🔸️Escucha más allá de las palabras. Lo que tu pareja dice quizá no sea literal: escucha la emoción detrás.
🔸️Asume tu parte sin cargar con todo. No se trata de culpas, sino de responsabilidad emocional.
🔸️Pide ayuda si el patrón se repite. A veces el conflicto no se resuelve con más esfuerzo, sino con más comprensión y acompañamiento profesional.
Lo que se aprende al mirar más profundo
Cuando una pareja se atreve a mirar el fondo del conflicto, deja de luchar entre sí para empezar a luchar juntos contra el problema.
Ahí comienza el verdadero cambio.
El amor no se mide por la ausencia de discusiones, sino por la capacidad de atravesarlas sin destruir el vínculo.
A fin de cuentas, el conflicto puede ser un mensajero: nos muestra lo que aún necesita ser sanado, tanto en nosotros como en el otro.
Y cuando se mira desde ahí, deja de ser amenaza para convertirse en oportunidad.
GABINETE DE PSICOLOGÍA ANA OCAÑA
Especialistas en Salud
www.anaocana.com
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