15/12/2025
Tu cerebro no sabe diferenciar preocupación de peligro real
Cuando te preocupas, tu cuerpo no lo vive como una simple idea. Lo interpreta como si algo peligroso estuviera ocurriendo de verdad.
A nivel cerebral, imaginar una amenaza y vivirla activan la misma química:
- Aumenta el cortisol, se acelera el corazón y el cuerpo entra en modo alerta.
Por eso la preocupación agota tanto. No es solo dar vueltas a la cabeza, es el cuerpo reaccionando una y otra vez a un peligro que no está presente.
El problema es que el cerebro no distingue bien entre lo real y lo pensado.
✔️¿Qué puedes hacer en tu día a día?
Cuando notes que la preocupación te arrastra:
🔹 Haz una pausa breve (20 segundos).
🔹 Respira lento, 4–6 respiraciones profundas.
🔹 Dite a ti misma/o:
“Estoy a salvo. Mi cuerpo está reaccionando a un pensamiento, no a un peligro real.”
Ese gesto sencillo le manda un mensaje directo al sistema nervioso de que no hace falta activar la alarma.
A veces no necesitamos pensar mejor…
sino calmar primero al cuerpo para que la mente pueda acompañar.