La Terapia Gestalt se engloba dentro de las terapias humanistas, parte de la confianza en que el ser humano es capaz de sanar sus propias heridas y evolucionar hacia un estado mayor de bienestar emocional, físico y mental. Integrativa, quiere decir que integra o incorpora otras metodologías o recursos terapéuticos como herramientas para acompañar a las personas en su proceso terapéutico o formativo que complementan y completan el desarrollo de todo el potencial y la detección de los bloqueos o desajustes que estén dificultando este proceso. Mi trabajo terapéutico integra la terapia corporal, la reeducación emocional el masaje masaje californiano, la terapia sistémico familiar, la meditación y la espiritualidad. De esta manera podemos acompañar al paciente desde su completud sin necesidad de dividirlo en partes, como cuerpo, mente, emocion y espiritualidad. La terapia es una oportunidad para convertir las situaciones dolorosas en una verdadera transformación, en una nueva oportunidad para desarrollarte y crecer, para buscar y encontrar dentro de ti todo tu potencial y tus recursos dormidos y poderlos desarrollar. Terapia Individual. Acudimos a terapia cuando no sabemos afrontar una situación dolorosa concreta, a veces porque no nos sentimos del todo satisfechos con nuestras vidas y no sabemos muy bien qué falla, cuando se nos agotan los recursos y ya lo hemos intentado todo para resolver una situación o conflicto, nos sentimos perdidos o en una situación sin salida. Como ves, las situaciones que describo son muy normales a lo largo de la vida de cualquier persona, o sea no hace falta tener un trastorno grave para acudir a terapia, ni un diagnóstico clínico de algún cuadro grave, ni ninguna enfermedadLa vida de una persona está, por desgracia e inevitablemente, llena de momentos difíciles, de baches y cruce de caminos, de dudas y dificultades, de conflictos internos y también externos, de separaciones, experiencias dolorosas etc… Digamos que la vida puede tener momentos o etapas de “color de rosa”, y otros momentos o etapas que se tornan más oscuras. Quien diga lo contrario miente. El dolor es parte de la condición humana, al igual que el disfrute y el placer. De hecho el ser humano como especie está diseñado para sobrevivir al dolor, lo que pasa es que muchas veces convertimos el dolor en sufrimiento o sentimos que es demasiado duro cargar solos con lo doloroso. Para estos momentos es para cuando está indicada la psicoterapia, es tan sencillo como si notas una molestia en tu cuerpo y esta permanece, no desaparece o incluso se agudiza ¿a que vas a un médico? ¿a que no te sientes enfermo, ni debilucho, ni poco fuerte por acudir a un médico? No importa lo que has respondido, te comunico que no hay que estar loco, trastornado, enfermo o desequilibrado para acudir a un terapeuta. Si tienes un dolor o una herida emocional, una situación que te genera malestar emocional o síntomas derivados de una faceta vital con la que no estás satisfecho, emociones fuertes que no sabes manejar, te sientes perdido, no sabes hacia dónde ir, cómo afrontar lo que te está pasando, te sientes solo y no sabes cómo buscar compañía ahí fuera en el mundo, o tus relaciones no te satisfacen o son conflictivas, o si simplemente quieres sacarle más jugo a tu vida y sentirte más dichoso,... Cualquiera de estas situaciones y muchas más, son buenos momentos para acudir a terapia.
“En el dolor está el maestro” Si sabes qué hacer con el dolor podrás transformarlo y transformarte, si te quedas enganchado a él, te quedarás estancado y bloqueado en tu crecimiento. Nadie quiere que nos sucedan situaciones dolorosas, pero si suceden ¿por qué no aprovecharlas para salir de ellas más fortalecid@s y con mayor potencial? En esto consiste el proceso de la psicoterapia. La palabra crisis, implica a la vez un peligro (porque se produce un cambio radical o ruptura de algo) y a la vez implica oportunidad (porque este cambio o ruptura es una oportunidad para crear algo nuevo). El peligro es lo que te trae a la consulta, la oportunidad es el proceso terapéutico.