
19/07/2025
La importancia de acompañar la fase Yin en los procesos individuales y grupales desde la mirada Gestáltica.
Desde el enfoque gestáltico, todo proceso humano (y por ende todo proceso terapéutico) se configura en ciclos de contacto que se abren, se despliegan y, si las condiciones lo permiten, se cierran. Acompañar conscientemente cada una de las fases de ese ciclo es fundamental para que el aprendizaje, la integración y la transformación puedan tener lugar. En este marco, la fase Yin (receptiva, integradora, de recogimiento) ocupa un lugar clave, aunque muchas veces invisibilizado o interrumpido.
La fase Yin es aquella que sigue al momento del contacto pleno. Es el espacio donde la experiencia puede ser digerida, metabolizada, asimilada. Solo cuando esta fase es habitada con presencia y sin urgencia, la experiencia puede transformarse en aprendizaje, permitiendo así que el ciclo vital se complete y pueda ser trascendido. Esta fase no es pasiva ni inactiva: es profundamente activa en su dimensión interna, ya que es allí donde las huellas del contacto se inscriben en lo profundo del Ser.
Sin embargo, vivimos en una cultura que tiende a desvalorizar este momento esencial. Una sociedad orientada a la productividad inmediata, al éxito visible y a los resultados cuantificables, donde predomina una lógica de control y aceleración, no confía en la energía receptiva como principio organizador de la vida. Esta desconfianza hacia la energía Yin genera interrupciones en los procesos naturales de cierre, dejando experiencias abiertas, inconclusas, no digeridas.
Tanto en el contexto grupal, como individual, esto se manifiesta en dificultades para elaborar lo vivido, para integrar lo compartido y para permitir que lo nuevo emerja desde un lugar profundo.
Por eso, en el trabajo terapéutico (grupal e individual), se vuelve esencial ofrecer un espacio seguro, amoroso y sostenido donde la fase Yin pueda desplegarse plenamente. Acompañar esta fase implica dar lugar al silencio, al vacío fértil, a la pausa necesaria para que algo pueda sedimentar. Implica confiar en los ritmos internos de cada persona y del grupo, sin forzar conclusiones ni apresurar sentidos. Es un acto de respeto y de fe en la sabiduría autorreguladora del organismo.
Sostener la fase Yin es, en definitiva, sostener el alma del proceso terapéutico. Es allí donde lo vivido se transforma en algo nuevo, donde el pasado se resignifica y donde el presente se vuelve fértil para el futuro.
En un mundo que nos empuja hacia adelante sin tregua, recuperar este tiempo de digestión y silencio es un acto profundamente subversivo y sanador.
Con mucho cariño a todos nuestros procesos,
Leticia 🌺