26/01/2025
Hace un año me despedía de esta barrigota así, haciendo miles de fotos y realizando mi última sesión de ejercicio de embarazo.
Pude permitirme pasar una mañana de conexión con mi cuerpo, tras la expulsión de un tapón mucoso al despertar. Ahí supe que el parto estaba cerca y no sabía cuánto. Sin ningún otro síntoma quise dejar todas "mis tareas" hechas.
Esperaba este momento con tantas ganas de vivirlo como quien llega al día de sus vacaciones para iniciar ese viaje tan esperado a la otra punta del planeta. Ese nervio de incertidumbre de cómo será, de si irá todo bien, por supuesto, pero con la mente muy abierta.
Y es que creo firmemente en que la actitud que llevamos a los partos nos determinan un alto porcentaje de cómo se desarrollará.
Hay factores que no podemos cambiar, pero sí ayudar un poquito a que la oxitocina supere al cortisol y el miedo no se apodere de nosotras.
Hay cosas que pueden ayudar a que esto sea así: 'La información es poder' (se dice siempre), el control del dolor, y estar rodeada del equipo en quién confías (aunque no lo conozcas personalmente).
Yo viví una experiencia que superó todas mis expectativas, con la gran recompensa de recibir al ser más maravilloso de lo que podría imaginar.