Angela Santos

Angela Santos Programa de Coaching para conseguir y mantener tu peso.

Los motivos para seguir un programa  de Coaching NutricionalSi quiere bajar peso, no se ponga a régimen. La comida, como...
03/12/2014

Los motivos para seguir un programa de Coaching Nutricional

Si quiere bajar peso, no se ponga a régimen. La comida, como la vida, es para disfrutarla, así que si sospecha que le sobran kilos, se ve obeso o simplemente quiere estar más sano, no se vuelva loco, «use su sentido común». Ese es todo el secreto. «Poner a la gente a dieta ha sido un error. A la larga, se ha demostrado que no sirve para nada». Lo dice Javier Aranceta, a quien la Real Academia de Gastronomía acaba de reconocer con el premio Gregorio Marañón al mejor científico en el campo de la alimentación.
«Los profesionales del sector nos hemos dado cuenta de que ha sido un fracaso intentar poner a la población a dieta. De lo que se trata, y ese debe ser el objetivo de cada uno de nosotros es de introducir en nuestra actividad diaria ajustes que nos permitan una alimentación más saludable y una vida más sana».
La primera medida que, según Aranceta, propone la comunidad científica para lograr el doble objetivo de bajar de peso y vivir de manera saludable es «moverse más». No hace falta machacarse en el gimnasio, ni intentar ser el mejor en el deporte que nunca se practicó, menos aún después de toda una vida de sedentarismo. «Es mucho más sencillo». Hay que hacer una hora diaria de ejercicio con actividades tan cotidianas -y sin embargo 'en vías de extinción'- como pasear, bajarse del metro o el autobús en la parada anterior, subir escaleras y vivir sin mando a distancia, levantándose del sofá cada vez que se quiere cambiar el canal.
Un control mínimo en la ingesta diaria de calorías permite, por otra parte, obtener grandes progresos a medio y largo plazo, «que es de lo que se trata». El objetivo no es dejar de comer carne roja para siempre ni rechazar un postre dulce en la comida del domingo. Lo que se busca es mantener una dieta más rica en pescado, frutas y verduras; y comer al estilo de la comida tradicional. Es decir, yendo al mercado, eligiendo productos de temporada, más frescos y baratos, y cocinando en casa, lo que permite un mejor control sobre las grasas ingeridas y evita el consumo de comida precocinada. «No pasa nada porque te pases un día; lo malo es hacerlo media vida».
Un mayor movimiento físico y un control de la alimentación pueden suponer la pérdida de 200 kilocalorías, 100 que se ingieren de menos y otras tantas que se gastan. Al final del año, «sin grandes esfuerzos», se pueden haber perdido 5 o 6 kilos. «Así, el organismo se va adaptando paulatinamente a una rutina de forma muy suave, que es lo que funciona. Someterse a una dieta restrictiva tiene el problema de bajar peso porque pierdes líquidos y algo de músculo, pero no grasa. En cuanto la abandonas, ganas más kilos que los que habías perdido. Tenemos catalogadas hasta 200 dietas milagro. Solo sirven para engordar la cuenta de quien las prescribe».
Una alimentación saludable se ha convertido en muchos hogares en una meta inalcanzable por la crisis. La limitación de los ingresos familiares y la carestía de los productos más sanos la están haciendo una meta inalcanzable. Muchas veces, es más barato el menú familiar de un restaurante de comida rápida que la fruta de un día en una casa de cuatro miembros.
Los colegios, según los trabajos del equipo de Aranceta, también han reducido sus fondos y se traduce en una peor calidad de los menús que sirven.
Fuente: Javier Aranceta Laverdad.es

16/11/2014

Obesidad y depresión
La depresión y la obesidad tienden a ir de la mano, informaron las autoridades sanitarias de EE. UU. La combinación era tan habitual que el 43 por ciento de los adultos con depresión también eran obesos, según el informe. La asociación fue incluso más prevalente para las personas que toman antidepresivos: el 55 por ciento de estos pacientes también eran obesos.
La autora del reporte, Laura Pratt, epidemióloga del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de EE. UU., no pudo explicar por qué o de qué modo la obesidad y la depresión aparecen relacionadas tan a menudo.
"Solamente estamos describiendo la relación, pero no tenemos todavía ningún dato que nos permita responder al porqué", dijo.
Los investigadores sí saben que a medida que aumenta la gravedad de la depresión, también aumentan las probabilidades de ser obeso, dijo Pratt. Sin embargo, el estudio no probó que hubiera causalidad.
Además, el s**o y la raza influían en la conexión entre la obesidad y la depresión. Según el informe, las mujeres que sufrían de depresión tenían más probabilidades de ser obesas que las mujeres que no estaban deprimidas, independientemente del grupo de edad.
Además, un número mayor de mujeres blancas que sufrían de depresión eran obesas que las mujeres blancas con un peso normal. Esta relación no se observó en las mujeres negras ni en las de origen mexicano, hallaron los investigadores.
Tony Tang, profesor adjunto en el departamento de psicología de la Universidad de Pensilvania, ofreció algunas teorías sobre la conexión.
"Tanto la depresión como la obesidad tienen un impacto en muchos aspectos de la vida, y su relación es naturalmente compleja. Algunas de las conexiones son obvias: La obesidad puede provocar una autoestima baja, el aislamiento social y problemas de salud estresantes. Todas estas cosas pueden provocar una depresión. La depresión puede llevar a algunos pacientes a darse atracones de comida y a volverse obesos", dijo.
La relación es bidireccional, indicó Tang. "Muchos aspectos del estilo de vida moderno pueden provocar tanto depresión como obesidad", dijo.
Por ejemplo, muchas personas pasan horas viendo la televisión en casa a solas, jugando videojuegos, mirando p***o en internet o conduciendo para ir al trabajo, actividades en las que no se queman calorías. Estas actividades también aíslan a las personas, dijo Tang.
"El aislamiento social es el factor de riesgo más importante de depresión, porque el respaldo social puede proteger a las personas de otros factores de riesgo de depresión dañinos", indicó.
Otro vínculo habitual podría ser la dieta, señaló Tang. Comer en exceso y los hábitos alimentarios malsanos pueden aumentar las probabilidades de depresión y obesidad, dijo.
Los medicamentos para la depresión podrían jugar un papel, dijo Tang. "Se sabe que unos pocos antidepresivos populares, como Paxil, provocan aumentos en el peso. Wellbutrin, un tipo distinto de antidepresivo, podría ayudar en la pérdida de peso", dijo.
Simon Rego, director de entrenamiento en psicología del Centro Médico Montefiore y del Colegio de Medicina Albert Einstein en la ciudad de Nueva York, afirmó que la psicoterapia puede resultar útil.
"En concreto, la terapia conductual, que normalmente enfatiza la activación conductual, podría ser particularmente útil aquí, ya que un componente de la terapia está diseñado para afrontar la inercia al hacer que los pacientes empiecen a programar y a aumentar poco a poco su nivel de actividad, lo que en teoría llevaría a un aumento de sus probabilidades tanto de mejorar su estado de ánimo como de perder peso", señaló Rego.
Tang añadió que "llevar un estilo de vida más sano, comer alimentos saludables, beber solamente con moderación, pasar menos tiempo delante de la televisión y en internet, y pasar más tiempo haciendo ejercicio puede ayudar a evitar tanto la depresión como la obesidad".

Fuente: HealthDay

06/11/2014

La web avivirtambienseaprende.com ya cuenta con un apartado para referencias y testimonios. La opinión de los usuarios es la referencia mas importante de calidad. Para todos aquellos que aun no la conocen, o quieren tener una opinión de los usuarios y colaboradores.

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23/10/2014

Abrimos una nueva sección en avivirtambienseaprende.com, especializada para todo aquel personal que se dedique a la seguridad publica o privada: CNI, Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Municipal, Fuerzas Armadas, Escoltas, Directores y Jefes de Seguridad, Vigilantes... Por nuestra experiencia este tipo de personal tiene unas necesidades especiales de protección de la salud mental suya y de su entorno.
Visítanos!

23/10/2014

Decálogo para mejorar la alimentación de los 'peques'

Cerca de uno de cada tres niños sufren sobrepeso en España. Un problema que puede tener diversas causas (por separado o combinadas), y que van desde los malos hábitos alimenticios a las prisas del día o a la falta de conocimiento a la hora de sentarles a la mesa. Este conocimiento es especialmente importante para los padres, quienes tienen un rol fundamental a la hora de reducir o incluso frenar el crecimiento de las tasas de obesidad infantil. La red de hospitales Nisa ha unido fuerzas con Imaginarium para concienciar a los papás y mamás de la importancia de una dieta equilibrada para los más pequeños, creando un decálogo que incluye las diez reglas más importantes de la nutrición infantil.

1. No abusar de cremas y purés. En torno al año de edad, el bebé tiene que comenzar a masticar comida de textura blanda para que puedan triturarla con las encías. Zanahoria o patata cocida en pedacitos pequeños, plátano maduro machacado con el tenedor, arroz blanco... harán que vaya adquiriendo la destreza necesaria para el desarrollo dental y la salud digestiva.

2. Vigilar el tamaño de las raciones. A pesar de que vivimos en un mundo de porciones XXL,durante la infancia hay que valorar la altura, el peso, el s**o y la actividad física que hacen los pequeños para adecuar los alimentos que toman. Es muy importante tener presente que son niños y que no es razonable que coman la misma cantidad que un adulto.

3. Ojo con la sal. Además de la preocupación existente por la ingesta de grasas y azúcares, lo cierto es que el exceso de sal también es un problema en la infancia. Se calcula que entre el 2 y el 3 por ciento de la población pediátrica española sufre hipertensión, asociada casi siempre a la obesidad. Buena parte de este sodio de más se encuentra oculta en alimentos procesados, embutidos, conservas e incluso chucherías y productos asociados a la categoría de dulces, como galletas y cereales. Se debe controlar su consumo y vigilar la cantidad que se añade a la hora de cocinar.

4. Cinco comidas diarias. La mejor manera de conseguir un aporte nutricional saludable y equilibrado es hacer cinco comidas diarias. Cada una tiene su importancia, de manera que no hay que saltársela o resolverla de cualquier manera. Los niños no deben salir de casa sin desayunar, ni obviar la merienda y tampoco irse a la cama sólo con un vaso de leche.

5. Haz que participe. Implicar a los pequeños en tareas cotidianas como cocinar, poner la mesa o ir a la compra son maneras de inculcar buenos hábitos y de ir conociendo las propiedades de los alimentos, su procedencia y por qué es importante llevar una dieta saludable.

6. Deja sitio para el postre. El postre es el momento idóneo para introducir la fruta. Cuando toque lácteo, es mejor optar por las variedades simples como queso fresco o yogur, y dejar las variedades azucaradas para ocasiones especiales.

7. Para beber, agua. El agua ha de ser siempre la bebida de elección y su consumo no debe ser sustituido por refrescos, bebidas gaseosas o zumos, que han de tomarse de manera ocasional.

8. Ojo con el picoteo. Picar entre horas incrementa el riesgo de sobrepeso, puesto que se tiende a ingerir más calorías de las recomendables al comer sin hambre o al escoger snacks, golosinas y aperitivos con poco valor nutricional. Este hábito desequilibra y empobrece la dieta: existen opciones más saludables para calmar el apetito, como son la fruta en trozos, un puñadito de frutos secos, bastoncitos de verdura, tomatitos cherry, gajos de mandarina...

9. En la variedad está el gusto. Combinar alimentos, grupos de nutrientes, preparaciones y texturas es una alternativa excelente para no correr riesgo de desarrollar ninguna carencia, y una manera de que los niños aprendan que la dieta saludable no tiene por qué ser aburrida. Se pueden mezclar verduras en el mismo plato de diferentes colores, probar otras variedades de arroz o cereales, o introducir frutas menos habituales de vez en cuando. Las combinaciones son infinitas.

10. Dar ejemplo Los padres son el principal ejemplo para los niños: si salimos de casa sin desayunar, no probamos alimentos nuevos, ni tomamos pescado (por ejemplo), ellos tampoco lo harán. Es muy importante procurar que el menú sea el mismo para todos, y cuando no sea así, se deben explicar las razones de por qué toman algo distinto.

Trabajando
16/10/2014

Trabajando

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15/10/2014

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Cuando los niños son pequeños, hacer que coman de todo es, a veces, misión imposible. Por eso, el Doctor José Manuel Moreno, coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Es

07/10/2014
05/10/2014

El próximo día 8 tendremos la I edición del taller de Coaching Nutricional para la Asociación Mujeres por la Igualdad. ¿Quieres aprender a cuidarte? ¿Quieres alcanzar tu peso? ¿Quieres cambiar tu relación con la comida?
Coaching nutricional para lograr tus objetivos
A vivir también se aprende.com

01/10/2014

Los obesos, no son culpables de serlo. La obesidad, no depende de la falta de voluntad de la persona que la padece es decir, las personas obesas, no son más perezosas que las delgadas.

Uno de los “San Benitos” que se les cuelgan a las personas que padecen sobrepeso, es que están gordas porque son perezosas y no se mueven. Eso es tan injusto como decir que las personas parapléjicas se han quedado así, porque no querían andar.

Es muy grave el acoso, y discriminación que sufren las personas con sobrepeso y casi nadie se para a pensar en si es cierto o no este prejuicio.

El gordo, no es perezoso

Una de las etiquetas más comunes que se le asignan a las personas obesas es que son perezosos, pero nada más lejos de la realidad.

A una persona obesa, le cuesta mucho más trabajo moverse que a cualquier persona delgada. No es lo mismo mover un cuerpo de 60 kilos que uno de 90 kilos y realizar las tareas cotidianas que todos hacemos, para ellos representa quemar más calorías que nosotros… La falta de actividad física, no es lo que ha hecho que tengan sobrepeso, sino más bien, al contrario: cuando una persona tiene sobrepeso, lógicamente se produce una disminución en el ejercicio físico que hace el individuo, afirmación que se demostró en un estudio publicado en Archives of Disease in Childhood. Otro impedimento que tienen las personas con sobrepeso, sobre todo las mujeres, es que la falta de aceptación por parte de la sociedad, les supone una barrera más para practicar ejercicio al aire libre o en un gimnasio.

Una investigación de la Universidad de Yale, demostró que las personas obesas, tienen mucha fuerza de voluntad y son capaces de sacrificarse a diario con tal de perder peso. Pero muchas veces, su problema es que no se ponen en manos de un médico.

Las causas que conducen a un individuo a la obesidad son muy variadas. No solo es que coman en exceso. Es una dolencia multifactorial que en ningún caso, es responsabilidad del que la padece. Pero el que la sociedad prejuzgue de forma común a las personas obesas y les responsabilice de su situación, revela que hace falta invertir mucho en educación para hacer que esto cambie en la sociedad. El confundir la causa con el efecto, es decir, no saber cuál es el orden de los acontecimientos, es un error que conlleva a un prejuicio injusto. Hay que comprender que una menor actividad física en niños y adultos con exceso de peso, es la consecuencia lógica de la dificultad que supone movilizar un cuerpo más pesado, y no la causa.

¿Dónde nace el mito que une irremediablemente a la pereza con la obesidad?

Según un estudio realizado por Sawbridge y Fitzgerald en la Universidad de Edimburgo en 2009, la concepción de la gran parte de la sociedad es que el sobrepeso es culpa del que lo padece surgió en el periodo de la Ilustración. Se originó por tres pensamientos de esa época:

1º- La obesidad es producto del consumo desmesurado de alimentos

2º-Las personas con obesidad presentan una moral sospechosa

3º- El cuerpo es una representación del alma.

En el siglo XVIII se ampliaron estos conceptos y se difundieron a través del boom literario de la época y los medios de comunicación, y generaron esta injusta estigmatización que las personas obesas sufren en la actualidad.

Un prejuicio con un amplio calado en la sociedad.

prejuicios sanitariosHay diversos estudios publicados entre los años 2002 y 2008 que confirman que el prejuicio de que las personas obesas son perezosas está presente en todas las edades, tanto en niños como en adultos, pero esto ocurre incluso entre las personas más cercanas como pareja, pares, hijos o amigos íntimos, lo que supone algo muy perjudicial y doloroso para el afectado.

Pero lo más grave, es que además, el personal sanitario, también tiene este prejuicio. En 1987 un estudio examinó las actitudes que los médicos mostraban hacia sus pacientes con sobrepeso, y se observó que muchos de los médicos, tenían percepciones estereotipadas con respecto las personas obesas, en que les valoraban a simple vista como personas sin autocontrol, poco motivadas y perezosas.

Para los autores de ese estudio, estas injustas actitudes negativas y ambivalentes reflejan una clara falta de conocimientos y competencias en relación a la obesidad. Tal y como ha detallado el recién publicado ‘Libro blanco de la nutrición en España’, la formación en nutrición en las carreras sanitarias “ha sido y sigue siendo, dentro de los nuevos planes de grado, muy deficitaria”. Asimismo, se detalla que “la falta de dietistas-nutricionistas en las instituciones sanitarias, tanto de atención primaria como hospitalaria, o en la Salud Pública, tiene consecuencias muy perjudiciales para la salud de la población y aumenta los costes sanitarios”

Consecuencias
Cualquier prejuicio es peligroso, y el pensar, a simple vista que una persona tiene falta de voluntad, sólo por padecer una dolencia, es algo que se debería erradicar de la opinión popular. La persona con sobrepeso, tiene muchas más posibilidades de sufrir exclusión social o discriminación tanto en la infancia como en la edad adulta. La percepción de rechazo que reciben de la sociedad, les produce un extraordinario sufrimiento siendo este prejuicio emocional lo que algunos autores han considerado que para las personas con obesidad es el aspecto más doloroso de la enfermedad.

Lo peor para ellos, es el rechazo que sienten por parte de sus personas más cercanas, pareja, familiares, amigos, hijos o padres, que miran a su ser querido obeso, con la idea de que si está así, es porque quiere. Esto hay que cambiarlo de forma urgente, y no sólo en el ámbito familiar. El que esto suceda en el personal sanitario, es un error mucho más grave viniendo de una persona que se supone tiene ciertos conocimientos sobre el tema y que si se para a pensarlo dos veces, debería saber que el problema de la obesidad, no está en la voluntad del que la padece, sino en problemas orgánicos que sí son de su competencia y debe ayudar a curar sin prejuzgar.
Fuente: Marta Rey IMEO

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24/09/2014

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