Ángel Troncoso Fisioterapia y Tecnología
Mi experiencia se inicia a muy pronta edad o, al menos, para mí así lo era, 13 años. Con esta edad recuerdo que estaba como muchos niños en casa, haciendo los deberes, viendo la tele y de pronto, sentía mi nombre en mayúsculas por lo que eso suponía, de la voz de mi padre que me reclamaba: “ven, que quiero que veas una cosa” y que iba a hacer yo, pues iba (con mi vergüenza). Pero claro, yo ya sabía que si mi padre estaba con algún paciente el tema iba a ir por ahí, así que… “Aquí tienes este paciente con una lesión, encuéntrasela”. Y yo con esa, sin tener ni idea tenía que tragar saliva y dar con ella.
En aquel entonces me parecía un mundo, yo era un niño muy vergonzoso, que tenía que acertar algo para lo que no había sido instruido de ninguna manera. Hoy en día le doy las gracias a mi padre por aquellos momentos, duros tal vez en sus inicios, porque sirvieron para instruir mis manos, capacitarlas en el arte de la palpación y la exploración, y así se convirtieran en la base del profesional que intento ser hoy en día.