
30/04/2025
Los Druidas eran una orden de sacerdotes de los antiguos celtas, individuos que se establecieron en parte de la antigua Galia, en las islas británicas y en norte de la península ibérica. Cuidaban del culto divino, Desarrollaron un sistema de conocimiento de la personalidad relacionando la posición de las estrellas en la fecha de nacimiento. Los árboles eran considerados como sagrados, y por lo tanto tenían alma, identidad y conciencia.
Los druidas conocían a la perfección los secretos de estas criaturas vegetales y se inspiraban en la magia arbolaria estacional para crear un horóscopo que ayudaba al hombre a conocer su carácter. Creían en la transmigración individual, que significa pasar un alma de un cuerpo a otro.
Los bosques y los árboles, eran para los celtas algo más que paisaje y madera. Los consideraban símbolos de vida y en torno a ellos desarrollaron una cultura mágica considerándolos protectores.
El bosque era la gran catedral del druida y en él celebraban tanto los ritos y ceremonias, como las fiestas.
La historia asegura que, en Galicia, al pie de un carballo, se hacían las asambleasde los nobles y que bajo sus ramas se impartía la justicia y se promulgaban las leyes y los decretos. Posteriormente a la Edad Media, con la pérdida de poder de los señoríos, en Galicia se siguió reuniendo el pueblo alrededor de un roble (carballo), generalmente situado en el centro de la aldea.
Se dice que los Druidas preferían su sombra para realizar bajo ella sus rituales y por eso, además de otros significados, el roble se ha convertido en el árbol de la libertad, la justicia y el equilibro.
La costumbre de abrazar a un carballo (roble) quizás se relacione con la creencia que en su interior habitan “as mouras”, entidades mágicas de forma humana, seres protectores y benéficos, especialmente con los niños.
Los druidas, y posteriormente el pueblo hasta la actualidad, continúan con la costumbre de “contarle” al roble sus cuitas o problemas de salud, esperando el beneficio y energía de su fuerza interior.