15/02/2025
Dopamina y adicción: cuando el sistema de recompensa se secuestra
Las sustancias adictivas así como ciertos comportamientos pueden alterar el equilibrio natural de la dopamina en el cerebro.
Aunque cada droga tiene un mecanismo específico, todas comparten un efecto común: un aumento anormal de dopamina en el núcleo accumbens.
Nicotina
La nicotina estimula los receptores colinérgicos en el cerebro, lo que provoca la liberación masiva de dopamina.
Genera placer inmediato, pero también rápida dependencia, ya que los efectos desaparecen en minutos, incentivando el consumo frecuente.
Con el tiempo, se reduce la cantidad de receptores dopaminérgicos, haciendo que el fumador necesite más nicotina para obtener el mismo placer.
Alcohol
El alcohol aumenta la liberación de dopamina, pero también afecta otros neurotransmisores, como el GABA (relajante) y el glutamato (excitador).
Produce una sensación inicial de euforia, pero con el tiempo, el cerebro compensa reduciendo la producción natural de dopamina.
Esto puede generar anhedonia (incapacidad de sentir placer) cuando no se consume, favoreciendo la dependencia.
Co***na y anfetaminas
La co***na bloquea la recaptación de dopamina, lo que significa que esta se mantiene en el espacio sináptico por más tiempo, intensificando la euforia.
Las anfetaminas, además de bloquear la recaptación, aumentan la liberación de dopamina de manera explosiva.
Con el uso prolongado, el cerebro reduce la producción y los receptores de dopamina, lo que lleva a una dependencia severa y síntomas depresivos en ausencia de la droga.
Opioides (He***na, Fentanilo, Morfina)
Los opioides activan receptores en el cerebro que reducen el dolor y aumentan la liberación de dopamina.
Con el tiempo, el cerebro disminuye su capacidad de liberar dopamina sin la droga, lo que genera una fuerte dependencia física y psicológica.
La retirada de los opioides puede generar síntomas graves, como depresión, ansiedad y dolor extremo.
Metanfetaminas
La metanfetamina libera una cantidad de dopamina hasta 10 veces mayor que lo normal.
A largo plazo, destruye los transportadores de dopamina, causando daño cerebral permanente y deterioro cognitivo.
Los consumidores crónicos pueden desarrollar psicosis, paranoia y pérdida de placer en la vida cotidiana.
Aumento excesivo de dopamina
Cuando una persona consume una droga o participa en una actividad adictiva, el cerebro libera una cantidad de dopamina mucho mayor que la que se libera con las recompensas naturales. Este pico artificial de dopamina refuerza fuertemente la conducta, generando un deseo intenso de repetirla.
Por ejemplo, sustancias como la co***na bloquean la recaptación de dopamina, lo que significa que esta permanece más tiempo en el cerebro, amplificando la sensación de euforia.
Tolerancia y adaptación del cerebro
Con el tiempo, el cerebro trata de compensar estos aumentos anormales de dopamina reduciendo la producción natural o eliminando algunos receptores dopaminérgicos. Como resultado, la persona necesita mayores dosis de la sustancia o la actividad para experimentar el mismo nivel de placer, lo que se conoce como tolerancia.
Dependencia y síndrome de abstinencia
A medida que el cerebro se acostumbra a niveles artificialmente altos de dopamina, las recompensas naturales pierden su efecto. Actividades cotidianas como comer, escuchar música o socializar dejan de ser placenteras. Cuando la persona deja de consumir la sustancia, experimenta ansiedad, irritabilidad, depresión y una fuerte necesidad de volver a consumir.
¿Se puede recuperar el equilibrio de la dopamina?
La buena noticia es que el cerebro tiene la capacidad de reorganizarse y recuperar su función normal con el tiempo. Sin embargo, esto requiere un período de abstinencia y cambios en el estilo de vida. Algunas estrategias efectivas incluyen:
Ejercicio físico: Aumenta la producción natural de dopamina.
Meditación y mindfulness: Ayudan a regular los niveles de dopamina y reducen la impulsividad.
Dieta equilibrada: Alimentos ricos en tirosina (precursor de la dopamina) como plátanos, frutos secos y pescado, pueden ayudar.
Terapia psicológica: Técnicas como la terapia cognitivo-conductual (TCC) ayudan a modificar patrones de pensamiento adictivo.
Apoyo social: Conectar con otros refuerza el sistema de recompensa de manera saludable.
Si tú o alguien de tu entono tiene problemas de consumo, contacte con profesionales.