23/02/2025
CORAJE
Los muchos mensajes recibidos después del publicar el último post merecían una reflexión más profunda.
Pero antes, déjame preguntarte una cosa.
¿Sabías que dos seres humanos de culturas y orígenes totalmente diferentes, véase un inuit y un ecuatoriano por citar un ejemplo, son genéticamente más parecidos entre ellos que dos monos de una misma manada?
Quizás sea éste el motivo por el cual, por mucho que nos empeñemos en aparentar lo contrario, todos los seres humanos tenemos los mismos dolores de cabeza.
En un grado diferente, sí, pero los mismos.
Solo quizás.
Ahora sí, comparto reflexión.
¿Tu entorno puede apoyarte? No siempre. Ni tiene por qué. En ningún lado está escrito que nadie tenga esta obligación o deber para contigo. Puede sonar duro, pero nadie te debe nada.
Contar de antemano con respuestas, actitudes o haceres que no dependan exclusivamente de uno es un gran error. Fuente de muchos conflictos y frustraciones, tanto externos como internos.
Dicho esto, supongamos que sí.
“Sí. Mi entorno me apoya”.
Genial. Pero nunca te va a comprender realmente. Solo tú sabes quién eres. No confundas confianza, incluso ciega, con entendimiento. Las palabras con las que nos expresamos no dejan de ser un vago reflejo, una mera aproximación, de aquello que de verdad pensamos, soñamos y experimentamos.
Crecer y madurar implica aceptar, confiar en ti mismo, ser dueño de tus propios riesgos y cometer tus propios errores.
Un error bien procesado es el mejor maestro. Y las huellas que pueda dejar en ti se convierten en tu ventaja competitiva, en lo que te hace realmente único.
“La historia se ha escrito gracias al coraje de personas que un día decidieron no seguir el camino establecido. Hay en el mundo sólo un camino por el que nadie puede ir, excepto tú mismo: ¿adónde va? No preguntes, camínalo” (Friedrich Wilhelm Nietzsche).
Piénsalo.
¡Qué hagas un gran día!
No mereces te menos.