22/01/2024
💭_Imagina que estás sólo/a en medio de mucha gente: de repente, como si se tratase de la emboscada de un acérrimo enemigo, sientes que tu mente se escapa. El corazón enloquecido patalea como un caballo a galope. La garganta, llena de aire como un río desbordado, se ahoga. La cabeza, como al borde de un precipicio, se tambalea de vértigo. El miedo se extiende, quieres escapar pero no se puede huir de uno mismo, de las propias sensaciones. El miedo te envuelve, te estrangula; intentas controlarlo, pero es él quien te controla. Sientes como si enloquecieras y murieras al mismo tiempo. De repente, una mano amiga te toca el hombro: “Hola cariño, discúlpame por el retraso”. Como nubes atravesadas por el sol, el pánico se desvanece, pero aún el sudor gélido en la piel te recuerda que no se trataba sólo de una pesadilla…_
🧠Si te sientes identificado/a con este relato, es probable que hayas sufrido un *ataque de pánico o crisis de ansiedad*, o bien, que hayas estado cerca. Es la expresión extrema del miedo: el latido del corazón aumenta, la respiración y la tensión muscular también, aparece confusión mental y miedo a morir o perder el control. Estas sensaciones son muy intensas y después de pasar por un episodio como este, lógicamente nadie quiere volver a pasar por ello. Por ese motivo, pones en marcha una serie de soluciones para que esto no vuelva a ocurrir...
❗️El problema es que a veces esas soluciones son las que empeoran el problema…
Si quieres saber más sobre cómo funciona el miedo, la ansiedad y los ataques de pánico ➡️ https://antonialozano.com/trastorno-de-panico/