Constelaciones Familiares y Jurídicas, Palma de Mallorca

Constelaciones Familiares y Jurídicas, Palma de Mallorca Cuando quienes pelean son "niños o niñas heridos" conviene ver las causas profundas.

Los conflictos entre familiares a menudo llegan a los tribunales por la ley o porque se aprovecha el sistema judicial para forzar una posición en el conflicto.

La injusticiaQuerido Amigo,Me preguntas por qué naciste en medio de la injusticia y en una familia complicada. Además, t...
08/09/2024

La injusticia

Querido Amigo,

Me preguntas por qué naciste en medio de la injusticia y en una familia complicada. Además, te cuestionas si muchas de las cosas de las que te avergüenzas eran, en realidad, la mejor solución posible en tu situación. A partir de esto, comienzas a dudar de la justicia del Creador y te preguntas si su Creación es imperfecta.

Lo primero que quiero decirte es que no tengo todas las respuestas, pero lo que he aprendido es que, aunque no entendamos todo, hay un propósito en lo que vivimos.

Cuando llegaste al mundo, entraste en un proceso que D-os diseñó. Toda la Creación está destinada a volver a Él, no solo los seres humanos, sino también los animales, las plantas y todo lo que existe. Sin embargo, cada ser tiene un grado diferente de consciencia y libertad. Hoy sabemos que los animales, por ejemplo, tienen una mayor capacidad de sentir y experimentar emociones de lo que antes se pensaba, y forman parte de esta armonización del universo, al igual que nosotros.

A diferencia de otras criaturas, el ser humano tiene una misión especial: somos capaces de reflexionar, tomar decisiones y trabajar conscientemente para completar la Creación. No nacemos en una situación injusta por casualidad. Nacemos en circunstancias específicas porque ahí es donde se nos muestra cuál es nuestra tarea. Los problemas y desafíos que encontramos no son castigos, sino señales que nos indican qué partes de la Creación debemos armonizar.

Cuando te enfrentas a dificultades, en lugar de preguntarte "¿por qué a mí?", puedes preguntarte "¿qué se me está pidiendo hacer aquí?". La vida nos presenta estas situaciones para que aprendamos a corregirlas y, al hacerlo, contribuimos al equilibrio del mundo.

No estás solo en esto. Otros, como tú, también pueden ver que lo que viven no es armónico y buscan corregirlo. Sin embargo, muchas personas no se dan cuenta de las disonancias en sus vidas o en las de quienes les rodean. A estas personas se les suele llamar inconscientes, porque sus acciones a menudo dañan a los demás o a la Creación sin que lo noten. Incluso cuando alguien causa daño físico a otra persona o a un animal, lo que realmente está haciendo es interrumpir el proceso de armonización de la Creación.

Tu misión es clara: ayudar a restaurar la armonía donde la encuentres rota. Cuando ayudas a otros, no solo les alivias el sufrimiento, también les muestras el camino hacia la armonía. Los actos de bondad y caridad que haces tienen el poder de transformar no solo a las personas, sino también a la materia que te rodea, ayudando a que todo avance hacia un estado más liviano y armónico.

Por eso, no debes avergonzarte de los errores que cometiste antes de entender tu misión. Como todos, estás en un proceso de aprendizaje. Incluso las dificultades de tu familia o los errores del pasado han sido parte de ese aprendizaje.

El Creador te ha dado los recursos, tanto a través de la educación como de las experiencias, para entender qué es lo que debes hacer. Tu tarea es transformar lo denso y desarmónico en algo liviano y armonioso. Y en ese proceso, la naturaleza, los animales y todo lo que te rodea también participa.

Finalmente, recuerda que tu vida no se trata de escapar de la injusticia, sino de aprender a reconocer tu papel en completar la Creación y en restaurar la armonía. Cada reto es una oportunidad para cumplir con esa misión, afortunadamente es voluntario y según nuestras posibilidades.

Texto y talla en madera de Oscar Andrés A. P.
Nueva versión del escrito del 8 de septiembre 2024 desde el original publicado el 23/9/2010 en https://cuentosycartasbellezaescondida.blogspot.com/2010/09/la-injusticia.html

Es una simpleza y extrema flojera que las redes sociales bloqueen indiscriminadamente los contenidos con la palabrita ta...
02/09/2024

Es una simpleza y extrema flojera que las redes sociales bloqueen indiscriminadamente los contenidos con la palabrita tan importante para la humanidad, que se escribe con "x"
Hoy dia, mas que nunca hace falta gente valiente consigo misma y con la sociedad que ayude a las persona que tienen una "xdad" o una vida requiriendo de ayuda profesional en esa área que lo impregna todo.
Mi esposa y muchos otros hacen ese trabajo tan delicado pero están siendo bloqueados de las redes sociales.
Ahora bien, verdaderamente, el conocimiento que comparte María Gabriela es transformador, útil, importante, dignificante, completa un vacío de información, nos da fuerza para vivir y compartir la vida cada vez mejor como seres humanos destrabando nuestras capacidades superiores, trabajando sobre todos los aspectos que baña la energía sexual, la energía de la vida, holísticamente, lo físico, emocional, mental y espiritual.
Se trata de un conocimiento muy bello y enriquecedor se esté o no en pareja.
No se puede salir de los problemas prohibiendolos, los problemas se enfrentan y no se tapan.
A quienes tienen que ver cómo tratan son a quienes destruyen rasgos importantes de la personalidad a través de torpedear la "xdad" con sus industrias.
OAAP

“La alegría nos iguala"Por Oscar Andrés Aguilar PardoEn el vasto tapiz de la existencia humana, hay una fuerza inefable ...
23/07/2024

“La alegría nos iguala"

Por Oscar Andrés Aguilar Pardo

En el vasto tapiz de la existencia humana, hay una fuerza inefable que nos enlaza poderosamente y nos recuerda que somos una comunidad de almas vibrantes, cada una aportando su luz única a los demás.

Imagina el primer rayo de sol de la mañana, acariciando suavemente la tierra. Es en ese instante, en la frescura del amanecer, donde se revela una verdad simple, la alegría nos iguala.

La alegría, mas que una emoción, es esa chispa de vida que se enciende con una sonrisa sincera, con una mirada cómplice, con el canto espontáneo de un pájaro que celebra la simpleza de ser.

En los momentos en que compartimos risas genuinas, cuando nuestras voces se elevan en canciones que celebran la vida, estamos reconociendo la belleza de nuestra existencia compartida.

La risa, como lo sugiere Alain Vigneau, nos conecta a través de su espontaneidad y su capacidad de disolver barreras. Es en la risa donde encontramos una resonancia que trasciende las palabras, un lenguaje universal que nos iguala en nuestra humanidad.

Reírnos de nosotros mismos es un arte que libera y une. Cuando aprendemos a ver nuestras propias imperfecciones con humor, transformamos la fragilidad en fortaleza y el miedo en aceptación. La risa nos permite ver la vida con una perspectiva más liviana, dejando atrás el peso de la seriedad excesiva. En ese acto de humildad y autocompasión, encontramos una libertad compartida, un terreno común donde todos somos iguales en nuestra imperfección y de ella nos reímos juntos.

Cada gesto de bondad, cada acto de generosidad, es un eco de esta alegría intrínseca que nos conecta de manera sutil pero firme. Los encuentros casuales que se convierten en amistades profundas, los abrazos que calman el alma, las palabras de aliento que iluminan el día más oscuro; estos son los hilos dorados que nos entrelazan en una red de amor y comprensión.

La alegría no es la ausencia de dificultades, sino la presencia de momentos que nos recuerdan la dulzura de estar vivos, de respirar el mismo aire y de caminar juntos por esta senda incierta.

La alegría se manifiesta en la naturaleza, en la danza efímera de las mariposas, en el murmullo de los ríos que revelan secretos antiguos, en el florecimiento de un jardín que desafía el tiempo y el espacio. Al contemplar estos milagros cotidianos, nos reconocemos en ellos y encontramos una resonancia que trasciende las palabras.

Vivir la alegría es adentrarnos en el misterio de lo que significa ser humano en su expresión más plena. Es permitirnos ser vulnerables y abiertos, capaces de encontrar belleza en los detalles más simples y de celebrar la esencia misma de nuestra humanidad.

No es necesario buscar grandes razones para ser felices. La alegría se encuentra en el sabor del primer café de la mañana, en la risa contagiosa de un niño, en el atardecer que pinta el cielo con colores de ensueño, basta detenernos en ellos, hacer una pausa para disfrutarlos, gozarlos, saborearlos.Estos momentos, por pequeños que parezcan, son recordatorios de nuestra capacidad innata para encontrar felicidad en lo cotidiano, en lo incompleto, en lo que podía ser mejor, incluso, mucho mejor.

En la vida en pareja, los gestos pequeños y grandes se entrelazan para formar un mosaico de afecto y cuidado. Es el abrazo silencioso en la madrugada, cuando el mundo aún duerme y solo existe el calor compartido bajo las sábanas. Es la taza de té preparada sin pedir, sabiendo exactamente cómo le gusta al otro, con ese toque especial que solo los años de amor pueden descifrar. Es el libro dejado junto a la mesita de noche, marcado en la página donde, por el llamado a un beso o un abrazo, alegres nos miramos a los ojos.

Es la decisión de dar un paseo bajo la lluvia, sin paraguas, solo para sentir el frescor juntos y reír como niños. Es la sorpresa de una cena en casa, con el mantel puesto con flores de plástico.

Es el apoyo inquebrantable en los momentos de incertidumbre, cuando un solo gesto de afirmación se convierte en el pilar que sostiene todo un mundo. En cada detalle, en cada atención minuciosa, la vida en pareja se construye como una obra de arte, rica en matices y profundamente humana.

La risa también tiene el poder de sanarnos, tanto emocional como físicamente. La risa compartida fortalece los vínculos, creando una sensación de comunidad, complicidad y apoyo mutuo. En los momentos difíciles, una risa compartida es esperanza, un recordatorio de que, a pesar de todo, todavía podemos encontrar motivos para sonreír y celebrar la vida.

A quienes creen que la vida debe ser una constante búsqueda de grandes triunfos, les invito a redescubrir la sencillez. La verdadera felicidad no siempre reside en los logros grandiosos, sino en la gratitud por lo que ya tenemos, en la apreciación de lo que somos y en la conexión con los demás.

La alegría compartida, la empatía en la risa y el amor en los pequeños gestos, son lo que realmente nos une.

Si alguna vez te sientes tentado a buscar la alegría solo en la cima de las montañas, recuerda que también está en las flores que crecen en el valle. No temas abrir los ojos y el corazón, y dejarte envolver por la fragancia de la vida en su plenitud.

La alegría nos iguala, iluminando nuestros caminos y fortaleciendo nuestros lazos. Levántate y celebra, porque en cada risa compartida, en cada momento de gozo, encontramos la verdadera conexión con la vida. Al hacerlo, no solo nutrimos nuestras almas, sino que también esparcimos semillas de felicidad en el mundo.

Oscar Andrés Aguilar Pardo
Brasilia, 23 de julio de 2024

22/07/2024

"Es el dolor quien nos iguala"
Por Oscar Andrés Aguilar Pardo

Texto inspirado en las ideas de Héctor Negro y su poesía “Levántate y canta”. Recomiendo escuchar la canción con el mismo nombre.

Si alguna vez en tu camino consciente, al reconocerte como ser que sufre, te encuentras con otros que llevan sobre sus hombros un dolor aún mayor, no lo veas como una sombra que oscurece tu camino, sino como una luz que revela la profundidad de la vida.

Escucha las voces de los que sufren, susurrando en el viento sus historias de lucha y esperanza. Al escucharlas, no te ahogas en su tristeza, sino que encuentras un hilo invisible que nos une en nuestra humanidad compartida. Esto es un acto de valentía y amor verdadero.

En un mundo que nos incita a ver solo lo positivo, ignoramos la realidad de quienes están en el abismo. Este positivismo ciega nuestros corazones y mentes, desconectándonos de lo esencial de nuestra existencia: la empatía y la compasión.

Pensar positivamente sobre un objetivo no garantiza su logro. Tomemos como ejemplo al tenista Roger Federer, quien ganó el 80% de sus partidos pero perdió casi uno de cada dos puntos que disputó. Incluso los campeones enfrentan derrotas constantes, y es su capacidad para perseverar lo que realmente cuenta.

El pensamiento positivo puede ser cruel, sugiriendo que el sufrimiento es resultado de no pensar lo suficientemente positivo o no querer luchar suficiente. Esto es injusto y deshumanizador, ya que cada persona enfrenta obstáculos únicos fuera de su control.

No se trata de hundirnos en la tristeza, sino de encontrar en el acto de reconocer y acompañar el dolor ajeno una fuente de vida y significado. Abrir los ojos a la realidad nos permite ver la belleza y la verdad de la existencia humana en su totalidad. Cada acto de compasión, cada gesto de solidaridad, es un acto de resistencia contra la indiferencia.

Rainer Maria Rilke nos invita a “vivir las preguntas”. Al vivir las preguntas del sufrimiento y de la alegría, nos conectamos con la esencia de ser humanos. En esta conexión, encontramos una verdad más profunda y una paz duradera.

Invito a aquellos que piensan que todo saldrá bien a que abran sus corazones a la realidad del sufrimiento ajeno. Descubrirán que se conectan con la vida en su forma más pura y auténtica. Y en esta conexión, encontrarán una nueva manera de ser felices, nacida de la empatía y la compasión.

Reconozcamos a aquellos que sufren, no como una carga, sino como compañeros en este viaje de la vida. En cada mirada compartida, en cada historia escuchada, nos encontramos en una red de amor y solidaridad que trasciende el tiempo y el espacio. Esta red nos recuerda que, en medio del dolor, siempre hay lugar para la esperanza y la belleza.

Si alguna vez te ves tentado a mirar solo hacia la luz, recuerda que es en la sombra donde hallamos nuestra verdadera fuerza. No temas abrir los ojos y abrazar el cielo, sentirte fuerte y empujar hacia arriba, aun cuando el camino sea difícil.

El dolor nos iguala, pero no nos define. La esperanza nos ilumina, impulsándonos a seguir adelante. No te rindas, no entregues tus alas. Levántate y canta, porque en el reconocimiento del sufrimiento ajeno, encontramos la verdadera conexión con la vida.

Al hacerlo, no solo sanamos nuestras propias heridas, sino que también contribuimos a sanar el mundo. Porque, al final, es el dolor quien nos iguala y la esperanza quien nos ilumina. En esta dualidad, encontramos nuestra humanidad compartida y nuestra fuente de felicidad más profunda.

Además, es crucial reconocer que la maduración espiritual no se trata solo de encontrar consuelo en la aceptación del sufrimiento ajeno. Implica un compromiso activo con el crecimiento personal y el desarrollo de una mayor conciencia de nuestro lugar en el universo. La maduración espiritual se cultiva a través de la reflexión, la meditación y la conexión con lo trascendental, llevándonos más allá de nuestras limitaciones y hacia un entendimiento más profundo de la vida y su propósito por complejo que éste sea.

El verdadero camino hacia la maduración espiritual requiere enfrentarnos a nuestras propias sombras, nuestras propias imperfecciones y aceptarlas como parte de nuestra humanidad. Solo entonces podemos transcenderlas y alcanzar un estado de paz interior y armonía con el mundo que nos rodea. Es un viaje que nos lleva a descubrir nuestra verdadera esencia, esa chispa divina que todos llevamos dentro, y nos invita a vivir en sintonía con ella, en cada pensamiento, en cada palabra, en cada acción.

Así, caminemos juntos en esta travesía de la vida, reconociendo y honrando el dolor que nos iguala, y la esperanza que nos ilumina. En cada acto de empatía y solidaridad, hallamos una chispa de la divinidad que habita en todos nosotros, una chispa que nos guía hacia una existencia más plena y significativa.

Oscar Andrés Aguilar Pardo
Brasilia, 22 de julio de 2024

22/07/2024

El dolor nos iguala

Texto inspirado en las ideas de Héctor Negro y su poesía “Levántate y canta”. Recomiendo escuchar la canción con el mismo nombre.

Si alguna vez en tu camino consciente, al reconocerte como ser que sufre, te encuentras con otros que llevan sobre sus hombros un dolor aún mayor, no lo veas como una sombra que oscurece tu camino, sino como una luz que revela la profundidad de la vida.

Escucha las voces de los que sufren, susurrando en el viento sus historias de lucha y esperanza. Al escucharlas, no te ahogas en su tristeza, sino que encuentras un hilo invisible que nos une en nuestra humanidad compartida. Esto es un acto de valentía y amor verdadero.

En un mundo que nos incita a ver solo lo positivo, ignoramos la realidad de quienes están en el abismo. Este positivismo ciega nuestros corazones y mentes, desconectándonos de lo esencial de nuestra existencia: la empatía y la compasión.

Pensar positivamente sobre un objetivo no garantiza su logro. Tomemos como ejemplo al tenista Roger Federer, quien ganó el 80% de sus partidos pero perdió casi uno de cada dos puntos que disputó. Incluso los campeones enfrentan derrotas constantes, y es su capacidad para perseverar lo que realmente cuenta.

El pensamiento positivo puede ser cruel, sugiriendo que el sufrimiento es resultado de no pensar lo suficientemente positivo. Esto es injusto y deshumanizador, ya que cada persona enfrenta obstáculos únicos fuera de su control.

No se trata de hundirnos en la tristeza, sino de encontrar en el acto de reconocer y acompañar el dolor ajeno una fuente de vida y significado. Abrir los ojos a la realidad nos permite ver la belleza y la verdad de la existencia humana en su totalidad. Cada acto de compasión, cada gesto de solidaridad, es un acto de resistencia contra la indiferencia.

Rainer Maria Rilke nos invita a “vivir las preguntas”. Al vivir las preguntas del sufrimiento y de la alegría, nos conectamos con la esencia de ser humanos. En esta conexión, encontramos una verdad más profunda y una paz duradera.

Invito a aquellos que piensan que todo saldrá bien a que abran sus corazones a la realidad del sufrimiento ajeno. Descubrirán que se conectan con la vida en su forma más pura y auténtica. Y en esta conexión, encontrarán una nueva manera de ser felices, nacida de la empatía y la compasión.

Reconozcamos a aquellos que sufren, no como una carga, sino como compañeros en este viaje de la vida. En cada mirada compartida, en cada historia escuchada, nos encontramos en una red de amor y solidaridad que trasciende el tiempo y el espacio. Esta red nos recuerda que, en medio del dolor, siempre hay lugar para la esperanza y la belleza.

Si alguna vez te ves tentado a mirar solo hacia la luz, recuerda que es en la sombra donde hallamos nuestra verdadera fuerza. No temas abrir los ojos y abrazar el cielo, sentirte fuerte y empujar hacia arriba, aun cuando el camino sea difícil.

El dolor nos iguala, pero no nos define. La esperanza nos ilumina, impulsándonos a seguir adelante. No te rindas, no entregues tus alas. Levántate y canta, porque en el reconocimiento del sufrimiento ajeno, encontramos la verdadera conexión con la vida.

Al hacerlo, no solo sanamos nuestras propias heridas, sino que también contribuimos a sanar el mundo. Porque, al final, es el dolor quien nos iguala y la esperanza quien nos ilumina. En esta dualidad, encontramos nuestra humanidad compartida y nuestra fuente de felicidad más profunda.

Oscar Andrés Aguilar Pardo
Brasilia, 22 de julio de 2024

17/05/2024

De mi puño y letra
Oscar Andrés Aguilar Pardo

HaShem, al nombrarte así acudo a Tu naturaleza más remota aquella que menos puedo entender y aquella a la cual quiero entregar mi vida para que Tu la conduzcas.

Reconozco que a lo largo de mi vida Tú has sido quien maneja mi destino, no he podido ser yo, y sin embargo me he resistido; te pido que me enseñes a amar, disfrutar, agradecer y aprovechar cada momento de mi vida.

Te confieso que no he sabido entender, aceptar, ni valorar el destino que me has dado en torno al cáncer, tan es así que pierdo numerosas oportunidades para agradecerte por Tu Mano Protectora.

Tú eres Uno y el mismo desde antes de los tiempos y yo soy parte de esa Unidad; quiero abrirte mi corazón y mis dudas y que siempre sea para atraer más Luz a Tu reino y me ayudes a vivir en paz y alegría con la misión que me hayas encargado para hacer descender más luz a Tu reino.

Sabes que tengo miedo a morir, sabes que me gustaría vivir cerca de mis hijas y nietos;
sabes que te agradezco las esposas que me entregaste en matrimonio;
sabes que me enorgullezco de mis hermanos junto con todos los antepasados que elegiste para mi.

HaShem, tú conoces mi dolor, aliéntame a descubrir que mi dolor también brilla con Tu luz y cuento contigo para conocer las aristas de mi dolor para que, al yo revelar Tu luz, descubra Su propósito y que el dolor mismo contribuya a que yo haga Tu voluntad, con Sabiduría.

HaShem, edúcame en tus designios, enséñame a apartar la duda, con Inteligencia

HaShem, si por mi fuera pensaría que mi vida actual tiene mucho de castigo por lecciones no aprendidas y actitudes egoístas mías. Ahora que todo aquello ya ocurrió, te pido que desde el origen de los tiempos esos actos dejen de hacerme daño y de mantenerme culpabilizado, te pido que me hayan servido de aprendizaje para estar más plenamente a tu servicio y que a través de mis actos, pensamientos, en suma, que desde mí no perjudique a los demás, que responsablemente haga el bien a los demás y a mi mismo, con Misericordia.

Te agradezco las bendiciónes que he recibido a través de los amados maestros y amigos que has venido eligiendo para mí.

HaShem ¡qué yo reciba tu ayuda con humildad! Serenamente.

Finalmente ayúdame a confiar en que, si te pido que ayudes primero al resto de la humanidad, también me ayudarás a mí y que sabré permanecer tranquilo en la espera.

Oscar Andrés

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