28/06/2025
Ya no soy Hernán Darío Estrada… soy lo que queda de él.
Una frase que duele, pero que también despierta.
Esta imagen, que podría parecer una escena cotidiana en una UCI, en realidad es un grito silencioso por la humanización de la medicina.
El hombre en la cama es el Dr. Hernán Darío Estrada Londoño, un brillante neurocirujano que dedicó su vida a sanar cerebros y salvar vidas. Pero un cáncer de colon cambió su rol: de médico, pasó a ser paciente. Y fue ahí, desde la camilla, que vio con otros ojos el sistema que tantas veces recorrió con bata blanca.
Desde la cama de hospital escribió, con la lucidez y dolor de quien ha vivido las dos caras de la medicina:
“Soy otro después de estar cuatro veces en la UCI.
Los resultados médicos no compensan el daño irreparable en la esfera psicológica.
Ya no soy Hernán Darío Estrada, soy lo que queda de él.”
Describió la frialdad del sistema, el abandono emocional, la deshumanización.
“No hay día, no hay noche. No hay horario.
No hay quien escuche el gemido. El amigo y colega es un extraño.
No se le ve la cara. No hay una mano en el hombro que te diga cómo te sientes.
No sabes lo que es un baño a las 5 am tiritando de frío.”
Contó cómo preguntó por qué no lo cambiaban de posición y lo que recibió fue burla.
Habló del miedo, de la ansiedad, del insomnio, del terror silencioso que muchos viven en soledad.
“Fácilmente nos rotulan de psicóticos.
Los pacientes tenemos angustia, ansiedad, insomnio, miedo y temor a la muerte.”
Pero también agradeció. A esas enfermeras que no solo curan el cuerpo, sino acompañan el alma.
“Las enfermeras (la gran mayoría) son médicas, familia, confidentes y amigas.
Lloran con uno. Difícilmente se sientan, mientras los dioses del Olimpo no se mueven de su trono.”
Y cerró con una verdad que debería grabarse en cada corazón médico:
“Falta mucho para humanizar las UCI.
Hay que empezar por humanizar a los médicos.
Los pacientes en la UCI nos convertimos en objeto de estudio,
pero se olvidan de las necesidades emocionales.”
🕊️ Hoy honramos su vida, su legado y sus palabras.
Que su experiencia nos despierte. Que su testimonio nos transforme.
Que nunca se nos olvide que la medicina sin humanidad, no es medicina.