27/07/2025
Como me dijo el otro día Inma, una alumna muy querida:
“Cris, desde que vengo a clase puedo llegar con la mano a armarios que antes no llegaba.”
¿Te sientes rígida? Tal vez no seas tu , sea el cuerpo pidiéndote moverse distinto.
Hace mucho, cuando vivíamos más conectados con la tierra, las personas se movían con fuerza, agilidad y fluidez. Trepaban, corrían, cargaban… No necesitaban “hacer ejercicio”: simplemente usaban su cuerpo.(véase nuestras alumnas haciendo el Monkey) .7
Hoy, en cambio, muchas veces repetimos los mismos gestos una y otra vez. Nos volvemos como autómatas: sentadas, paradas, en tensión. Ese hábito de moverse poco o siempre igual, va endureciendo los tejidos. El cuerpo pierde elasticidad, y con el tiempo aparece la famosa rigidez muscular.
Puede sentirse como una especie de “traba”: cuesta caminar, girar el cuello, estirar bien los brazos. A veces el cuerpo está tan en alerta que no logra relajarse, ni siquiera al dormir.
El estrés también suma lo suyo. ¿Te pasó de sentir la mandíbula tensa, los hombros duros, el cuello contracturado sin saber bien por qué? Muchas veces esa tensión se instala en silencio.
En estos casos, volver a la respiración, al cuerpo presente, al movimiento consciente, puede hacer una diferencia enorme.
Soltar, aflojar, escuchar el cuerpo y aprender a moverse desde otro lugar… eso también es práctica. Y en AmatuRaiz y creemos que ese es un camino de regreso: no solo al cuerpo, sino a nosotras mismas.
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