Como cuando hablas de lo que harías si te toca la primitiva: una casa, un coche, un barco, un viaje, una farmacia para mi... La vida de empleada de farmacia en ciudad era buena pero mis inquietudes y capacidades me querían llevar un paso mas allá.
Vives en una ciudad, trabajas en otra, turnos partidos, desplazamientos, guardias, estrés,
defiendes decisiones en el mostrador que no has tomado, contratos de trabajo con fecha de caducidad, la “vida moderna” en la que todo pasa demasiado rápido y cuando quieres darte cuenta ya son las 8 de la tarde del domingo y otra vez vuelta a empezar.
Y de repente un día te calientan la cabeza y empiezas a investigar lo que hasta ahora era algo desconocido: ¿puedo tener mi propia farmacia sin ser rico, sin que la paguen mis “papis” o sin heredarla? Todos decían que no, pero nada es imposible. Parece que había una conspiración para que nadie de un barrio obrero pensase que podía acceder a este sector porque estaba reservado para una supuesta élite social.
Pero nada mas lejos de la realidad! Claro que sería una locura pretender coger un traspaso en el centro de una ciudad pagando un millón de euros que no tienes, sin experiencia en la gestión de un negocio como éste; pero una farmacia más modesta para empezar en un pueblo es otra cosa. Muchos amigos de aquella compraban casas y pisos pagando auténticas burradas porque el banco les financiaba. Pues en vez de comprar una casa decidí comprar una farmacia rural. Con la ayuda de mi pareja y la de nuestras familias, con el banco de por medio y con el propio valor de la farmacia los número empezaban a florecer a mi favor.
¿Y donde? Al principio te centras tanto en finanzas que te olvidas de lo básico: ¿dónde te gustaría ir?, ¿dónde estarías dispuesto a ir? Tras nacer en una ciudad, estudiar la carrera en otra y trabajar en varias distintas, al final ya no es tan importante el “dónde” sino el “cómo”.
Condiciones indispensables: sin guardias, en un pueblo tranquilo, con bar (en aquel entonces era fumadora y poder comprar tabaco a las tantas era indispensable), y que tuviese que moverme del pueblo para no estar todo el día esperando detrás de un mostrador a que alguien quisiese entrar. Y por supuesto un margen de beneficio suficiente para poder pagar la deuda y vivir mejor que trabajando para otro.
Varias empresas especializadas en compraventas de farmacias me enseñaron distintas opciones y así apareció la FARMACIA DE RECUERDA. Cumplía los pocos requisitos marcados, tenía un botiquín en RIOSECO DE SORIA, al que más tarde se le uniría también el de QUINTANAS DE GORMAZ. A menos de 200 km de todo lo que para mi era importante en aquel entonces.
Lo que no podia ni imaginar es todo lo que vino después: al decidir vivir en la farmacia volví a la vida del farmacéutico de los años 50, perdon, del Señor Boticario que es como de aquella se les llamaba. Perdí la noción de cuándo estás en casa y cuándo trabajando porque cumples tus horarios pero a la vez estás en casa.
La vida iba a otro ritmo, no teníamos cobertura de móvil con las compañías con las que trabajábamos y en la tele solo se veían 8 canales... Olvídate de internet porque era por satélite y su precio un abuso, no existían tarifas ilimitadas. Pero cambias las redes sociales digitales por las de verdad! Nuevos clientes, nuevos amigos, nuevo... Todo!
Muchísimo tiempo libre que empleas en montar lo primero tu casita, luego adecentas la farmacia, luego un local, luego otro... Ideas una imagen de marca, un logotipo distinto, una forma de trabajo y de organizar espacios. Empiezas a establecer tus primeros contactos con proveedores y te vuelves empresaria, cuando antes solo eras farmacéutica. Y ese es el gran cambio. Ya eres tu jefa, pero es cierto que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad: tus aciertos son tus logros pero tus errores son tus fracasos.
Recuerda fue el primer local que adecentamos, nuevos suelos, nuevos colores, nueva imagen, estanterías, mobiliario, porta precios, mercancía ordenada al alcance de la mano de los clientes para que interactuasen con ella, rótulos en la fachada, y hasta una cruz de neon! Como es donde vives quieres que sea bonito para tus clientes pero también práctico para ti.
Y mientras tanto no olvides cuidar la huerta que te han dejado porque la cosecha de tomates ya ha empezado y no das a basto!
Los clientes mezclaron en su cabeza dos imágenes que tenían sobre ti:
La Señora Boticaria a la que tratan de usted.
Ainhoa, que podría ser su nieta y está siempre ahí cuando la necesitamos para ayudarnos. Una más de la familia que vive en el pueblo con nosotros.
Y así es como empezó a ser el trato con ellos: con la confianza de una nieta a la que le puede contar todo para ayudarles y con la profesionalidad que me otorga ser la farmacéutica del pueblo. Desde entonces cabe decir que no volví a comprar huevos en el supermercado y que tuve que abandonar la huerta porque los clientes me regalan kilos y kilos de sus propias cosechas y huevos suficientes para morir de colesterol en menos de un año... Pero no por ser la farmacéutica sino por ser Ainhoa: su vecina y amiga que además lleva la farmacia.
Cada año trataba de tener un nuevo proyecto y así le tocó el turno al Botiquín de Rioseco de Soria.
Una población a 32 km con más habitantes y servicios: colegio, bar, restaurante, hotel rural, tienda de comida, empresas, artesanos, etc...
Un ayuntamiento comprometido con mantener el pueblo vivo y aumentar su población cada día.
Como la imagen de marca ya estaba instalada en Recuerda, solo había que exportarla a este local. Así logramos una sensación homogénea para nosotros y nuestros clientes. Aunque pasase de un local a otro, la dinámica de trabajo era igual.
Por supuesto los clientes estuvieron encantados del cambio y lo acogieron mejor de lo esperado. Más productos a su alcance con mejores precios se tradujeron rápidamente en mayores ventas. El trabajo y el esfuerzo invertido daban frutos cada día y siguen dándolos a día de hoy.
Posteriormente llegó el Botiquín de Quintanas de Gormaz, un proyecto mas grande y ambicioso para una población mucho mayor que Recuerda a tan solo 4,7km de casa.
Una población con dos casas rurales, una tienda, un bar, un restaurante, etc... Un ayuntamiento que nos facilitaba un un local grande con cuatro zonas diferenciadas:
Zona de exposición: con todos los artículos al alcance de la mano ordenados con sus precios a la vista para que el cliente interactúe.
Zona de dispensación: tras el mostrador con todo lo necesario para facilitar el trabajo.
Zona de rebotica: detrás de la zona de dispensación para evitar desplazamientos con todos los medicamentos accesibles ordenados. El cliente no accede.
Espacio de salud: la zona que más nos enorgullece, un despacho para poder desarrollar la atención farmacéutica a puerta cerrada en privado con los clientes. La intimidad y discrección de esta zona la convierten en el espacio más valioso.
En términos de diseño este local supuso el mayor reto de todos porque su tamaño nos permitía satisfacer las necesidades de la población de forma eficiente. Los colores corporativos, nuestra imagen de marca implantada, estanterías llenas de mercancía al mejor precio, porta precios visibles, los clientes interaccionando con el local, pantallas mostrando artículos y promociones, zonas para bebes, incluso para mascotas... Nuestra idea de farmacia urbana pero en un pueblo!
Muchísimas horas de trabajo de diseño, pintura, instalación, montaje... Pero un resultado final que marcó un punto de inflexión en la población de Quintanas de Gormaz, que pasaba a tener un botiquín a la altura de sus habitantes, los cuales respondieron fabulosamente a nuestra propuesta de negocio.
El tiempo pasa...
Pero no podemos desaprovecharlo así que mientras tanto nos posicionamos en portadas y reportajes de periódicos, entrevistas en emisoras de radio, ponencias en congresos farmacéuticos provinciales, charlas a la población...
Nuestra pequeña idea de farmacia empieza a ser referente de la farmacia rural; se valora nuestro modelo de trabajo, tanto por parte de nuestros clientes como por parte del sector.
Ya existimos en el mundo farmacéutico!
Atrás quedaron los años sin cobertura decente en el móvil, la cobertura 3G supuso el salto en las telecomunicaciones rurales y pudimos conectarnos a internet de forma aceptable a precios razonables.
Logramos instaurar la receta electrónica en todos nuestros locales y conseguimos que pacientes de botiquines disfrutasen de ella pese a no tener farmacia propiamente dicha en su población. El trabajo conjunto entre médico, enfermera y farmacia supuso la clave.
Y así llegó el momento de expandirnos también en el mundo digital:
Presencia completa en las búsquedas en Google para los tres locales.
Página web, Google+ y canal de Youtube para FARMACIA RECUERDA.
Página web, Google+ y canal de Youtube para BOTIQUÍN QUINTANAS.
Página web, Google+ y canal de Youtube para BOTIQUÍN RIOSECO.
Página de Facebook empresarial.
Instagram, Twiter, etc...
Queremos interacciones sólidas con nuestros clientes de la forma que ellos prefieran, siempre a su disposición para ser su farmacia de confianza.
Esa pregunta nos la hacemos cada año y al final siempre hay una nueva respuesta, un nuevo reto sorprendente y divertido que da sentido a nuestro trabajo. Cada año es un nuevo proyecto:
Y mientras tanto trabajar solo lo necesario para disfrutar de mi vida al ritmo que yo decido vivirla, sabiendo que “Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante”, sin olvidarme de los amigos, de mi familia y pareja y de los largos paseos con Kiru por los bellos campos sorianos!