28/10/2019
EXPECTATIVA VS REALIDAD “EL GIMNASIO”
Voy a inaugurar una sección llamada expectativa vs realidad, el objetivo es, como siempre, aportar un poco de sentido común a ciertas situaciones cotidianas. En el caso de hoy, la historia gira en torno a un gimnasio y poco de nutrición voy a hablar. Vamos allá (abro un paréntesis para decir que los nombres del santoral de ayer y hoy son fantásticos: Judas, Ferrucio, Cristeta, Frumencio, Namancio, Oterano, Gaudioso… imposible quedarse solo con uno!)
La historia se remonta a julio de este año, Frumencio fue a la playa y se encontró a Ferrucio, al cual hacía muchísimo que no veía. Se encontraron en el aparcamiento de la playa, y de la emoción de verse, decidieron pasar ese día de playa compartiendo parcela para así ponerse al día de sus vidas. Fueron descargando los coches, Frumencio sacó una toalla, silla, sombrilla, cubo y palas para los niños y una neverita llena de cervezas. Ferrucio, sacó la toalla, sombrilla, y una neverita, en ella llevaba agua y su merienda (bocadillo de jamón serrano y una manzana).
Cuando encontraron sitio, fueron colocando las cosas en el suelo, y al acabar, Ferrucio se sacó la camiseta. Lo hizo a cámara lenta, con una música sexy de fondo, y a Frumencio la mandíbula se le descolgó de la cara. Tenía un torso esculpido cual escultura griega, con un abdomen marcado, un pecho rocoso, unos brazos trabajados… Cuando Frumencio terminó de colocar sus cosas, fue su turno de quitarse la camiseta… no hubo cámara lenta ni música sexy, él no tenía nada trabajado, su cuerpo no quitaba el hipo.
Pasó la tarde, y al final, Frumencio no se pudo contener más su intriga:
- Oye Ferrucio, veo que estás un poco fuerte, aunque para mi gusto estás fuerte de más, yo con un poco menos me conformaría… ¿vas al gimnasio?
- No Frumencio, estoy así por ciencia infusa
Frumencio, que es muy hábil, captó el mensaje. Debía ir al gimnasio. Como esto fue el sábado, tuvo el domingo para planear cómo iba a ser todo, lo tenía claro. Se apuntaba el lunes en el gimnasio, y para el final del verano, mega top, en septiembre con chati nueva (era divorciado, 37 años) y modelo fitness.
El lunes fue por el gimnasio y se anotó, hizo algo de cinta, andando, un poco de máquinas, 3-4 ejercicios, con poco peso, que sino se pone mega tocho, y para casa. Y esa fue su rutina durante las primeras semanas, 2-3 días por semana, 3-4 ejercicios con un poco de cardio.
Ya estábamos llegando a septiembre, él se veía igual, ninguna chati lo había llamado, así que pensó que todo era una mi**da, que el gimnasio no servía para nada y que Ferrucio seguro tomaba anabolizantes, además, seguro que tampoco tiene vida. En septiembre dejó de ir al gimnasio, pero lo seguía pagando, y conversando con sus amistades les decía que no merecía la pena, que es mucho más feliz así, que Ferrucio se está jodiendo la salud con tanta proteína y tanto gimnasio.
Las expectativas de Frumencio estaban claras, él también quería un cuerpo de gimnasio, y lo quería ya. De hecho, le pregunta a Ferrucio si va al gimnasio, lo que no le pregunta es desde cuando va al gimnasio, como come, como duerme, como entrena (porque no, no vale con ir al gimnasio y ya, hay que entrenar con una intensidad adecuada, con un volumen adecuado, una adecuada selección de ejercicios… algo que poca gente hace, nos limitamos a tantear nuestra zona de confort y queremos conseguir resultados espectaculares sentados en nuestra silla imaginaria).
El problema de éstas expectativas reside en cuando nos damos de morros con la realidad, y la realidad es que en este tipo de casos, el trabajo que hay detrás es muy extenso. Construir masa muscular es un proceso muy muy muy lento, algo que lleva mucho tiempo conseguir, y más si no hay una base detrás, si partimos de cero. En nuestra cabeza nos marcamos unos plazos imposibles, y cuando no se cumplen, nos venimos abajo y abandonamos todo (y en muchos casos, no agachamos la cabeza y ya, nos rendimos y le restamos mérito al trabajo de los demás, en vez de decir “pues oye, ole tal persona, yo lo intenté y no pude”).
Cuando os pongáis un objetivo, luchad por él, pero concho, fijaros un objetivo realista con unos plazos realistas. Si queréis tener un cuerpo de infarto, tenéis que tener claro que vais a tener que realizar sacrificios y que os va a llevar tiempo. Si que es interesante, bajo mi punto de vista, fijarse metas a corto plazo dentro de un gran objetivo, pero debemos ser siempre realistas, y creo que por aquí es por donde empiezan a torcerse muchos de los objetivos que nos proponemos (sea de año nuevo o de cuando sea).
Esto podría resumirse en:
- Frumencio quiere el cuerpo de Ferrucio, pero sin entrenar como él, comer como él, sin privarse de las cervezas en la playa, sin llevarse las meriendas con él, sin planificar las comidas como él… Frumencio quiere el resultado final de Ferrucio sin el trabajo de por el medio, y así no funciona nada en la vida.
Todos fuimos Frumencios alguna vez en nuestra vida, todos. Todos nos marcamos objetivos de año nuevo que nos duraron un suspiro. El caso es aprender, y que si realmente queréis conseguir algo, lo visualicéis, os organicéis, planifiquéis y que lo pongáis en marcha, y que si os caéis, os volváis a levantar, porque nadie consigue las cosas a la primera. Cuando vemos a alguien con éxito, lo que nunca vemos son las veces que se cayó, no vemos el trabajo oculto, ni siquiera preguntamos por él, y sin duda, creo que es super importante aprender de los demás, de sus aciertos y de sus errores. Ea, y hasta aquí el tocho. Que tengáis buena semana!