23/07/2025
¿Saltarse el desayuno?
Si lo haces porque no tienes hambre, perfecto. Pero si lo haces por castigo, para “ahorrar calorías” o porque crees que así vas a perder más grasa… no es el camino. Saltarte comidas puede llevarte a picar más tarde o llegar con ansiedad a la siguiente.
¿Pesarte todos los días?
Aquí no hay un sí o no claro. Si lo haces bien, puede ayudarte a mantenerte responsable. Pero si cada variación del peso te arrastra a bajones emocionales, mejor evita la báscula. Ten en cuenta que nuestro peso fluctúa por agua, sal, menstruación, etc.
¿Eliminar los lácteos para “deshincharse”?
Ni sí, ni no. Para algunas mujeres, los lácteos pueden causar hinchazón por intolerancia. Pero para otras, no hay problema. Antes de eliminarlos, prueba con unos días sin lácteos y observa cómo te sientes.
¿Entrenar fuerza todos los días?
Un rotundo sí… pero con matices. Si te tomas 4–5 días por semana con rutinas bien organizadas y descansos activos, puede ser increíble. Ayuda a desarrollar músculo, quemar grasa y mantener la densidad ósea. Pero… recuerda siempre incluir descansos.
¿Comer más si estás entrenando fuerza?
Entrenar fuerza te exige más energía, por lo que tu cuerpo puede necesitar más calorías, especialmente bien distribuidas a lo largo del día. Esto no quiere decir comer sin control, sino añadir alimentos que te nutran: proteínas, carbohidratos complejos y grasas buenas. Eso sí, si tu objetivo es perder grasa, conviene hacerlo dentro de un déficit moderado.
¿Hacer cardio 2 veces por semana?
El cardio bien hecho, puede mejorar tu salud cardiovascular y ayudarte en la pérdida de grasa. Pero si te pasas de 5 días o haces sesiones largas durante horas, tu cuerpo puede adaptarse y estancarse.
¿Cheat meals todas las semanas?
Ese patrón puede generar atracones, culpa y afectar tu relación con la comida. Un capricho es perfecto; un ritual semanal no. Si te funcionan mejor las comidas programadas libres, genial, pero sin que valga para compensar con kilos.